Se estima en la Argentina, uno de cada doce chicos tiene este diagnóstico. La mayoría revierte los síntomas a los dos años, pero hay casos más severos.
«No tolera más que cuatro o cinco alimentos, con los demás se brota». «No lo beses si comiste queso porque hace una reacción». «¿Lo dejo ir al cumpleaños del primito?». «No apoyes en la mesa tu comida porque con la alergia que tiene termina con diarrea o problemas en la piel». Así viven muchas madres y padres que tienen hijos o hijas con alergias alimentarias. A muchos los tratan de obsesivos, exigentes, exagerados. Pero en lo cotidiano no es nada fácil lidiar con las alergias que se producen por la ingestión o contacto de determinados alimentos y productos que están contaminados.
Después de escuchar a decenas y decenas de familias, un grupo de profesionales decidió unirse para acompañar con información y contención a quienes pasan por esta particular situación, que por otro lado, es cada vez más frecuente: se estima que uno de cada 12 niños de Argentina padece alergias alimentarias.
Los pediatras especialistas en alergia e inmunología Mauricio Colella y Paula Sarraquigne, la psicóloga Eugenia Charreun (orientación en niñez y alergias alimentarias) y el psicoanalista Fernando Gómez respondieron consultas vinculadas al diagnóstico, el subdiagnóstico y los casos más complejos. Analizaron, además, los alimentos más comunes que producen alergias en los niños y niñas y las situaciones más habituales que pueden provocar que la alergia se «dispare». También se refirieron al impacto en los vínculos afectivos y sociales.
¿Cuándo y cómo se diagnostica una alergia alimentaria en la infancia? Si bien las alergias alimentarias pueden aparecer a cualquier edad, la infancia es el momento de la vida cuando más frecuentemente se manifiestan. Para su diagnóstico lo primero es la sospecha clínica que luego será confirmada o no por estudios específicos que realizará el especialista.
¿Cuáles son los alimentos que más frecuentemente producen alergia y cuáles son los síntomas más usuales? Los alimentos más frecuentemente involucrados en pediatría son la leche, el huevo, la soja, el trigo, el maní, los frutos secos, mariscos y pescados. Algunos pacientes manifiestan síntomas digestivos con diarrea que puede ser con sangre y moco, vómitos y reflujo. Otros presentan ronchas en la piel o dificultad respiratoria. La expresión más grave pero menos frecuente es la anafilaxia, que es una reacción que puede poner en peligro la vida.
¿Hay algo que las predispone? Para desarrollar alergias alimentarias es necesario tener predisposición genética y la participación de factores ambientales dentro de los cuales los más comprobados son el nacimiento por cesárea, los antibióticos en los primeros meses de vida y la falta de lactancia materna, todos factores que alteran el equilibrio de las bacterias benéficas que tenemos en el intestino.
¿Puede haber más de un caso en la familia? Si bien hay predisposición familiar, esto no significa que todos los hermanos tendrán alergia alimentaria.
¿Es útil que la mamá excluya los alimentos alergénicos durante el embarazo? ¿Sirve para prevenir las alergias alimentarias en el segundo hijo? No esta comprobado que la exclusión de alimentos alergénicos durante el embarazo prevenga alergias alimentarias en los niños.
¿Hay subdiagnóstico? ¿Y sobrediagnóstico? Se pueden dar ambos escenarios. Muchas personas se autoperciben con alergia alimentaria (o los padres creen que su hijo o hija las tiene) pero al hacer los estudios correspondientes no se comprueba. Por otro lado existen pacientes con síntomas más solapados que demoran en ser diagnosticados con gran afectación de su calidad de vida. Por eso ante la sospecha es importante investigar para confirmarla o descartarla.
¿Hay estimaciones de cuántos chicos tienen alergia alimentaria? Esta patología ha aumentado drásticamente en los últimos años. Se estima que uno de cada 12 niños de Argentina padece alergias alimentarias.
¿Hay niños alérgicos a muchos alimentos? La alergia alimentaria a múltiples alimentos no es muy frecuente, sin embargo, cuando sucede, genera gran afectación del bienestar tanto en lo familiar como en lo social.
¿Cuál es el rol del pediatra? Es fundamental, es quien debe detectarlas y sospecharlas para poder trabajar en forma conjunta con los especialistas y así lograr un diagnóstico y tratamiento adecuado.
¿Es verdad que revierten en un par de años por lo general? Muchos pacientes, sobre todo quienes tienen síntomas digestivos, resuelven sus síntomas antes de los 2 años. Otros persisten más allá de esa edad.
¿Cuál es el tratamiento? Actualmente el tratamiento más validado es la evitación del alimento involucrado. Esta dieta es compleja y requiere de la participación del pediatra de cabecera, los especialistas, los nutricionistas y la colaboración de toda la familia, el entorno social y escolar. No será igual de estricta para todos los niños ni durará lo mismo, debe evaluarse cada paciente en particular.
¿Cómo suele ser la vida de estas familias? Las familias suelen no pasarla bien. Hay momentos de calma, pero otros de angustia muy intensa, sobre todo en la madre, porque es la que suele realizar la dieta para sostener la lactancia. Se ven afectados en distinta medida los vínculos afectivos, se produce en muchos casos una (auto) exclusión de las actividades sociales por los cuidados que deben tomarse y la falta de información o empatía del entorno. Pero no hay que desalentarse, se pueden desarrollar estrategias para mejorar la calidad de vida de estas familias. El taller que proponemos tratará de abordar y resolver algunas de estas cuestiones.
Los profesionales trabajan con familias de niños y niñas con alergia alimentaria, con la idea de despejar dudas y elaborar los efectos psico-socio-afectivos que estas alergias producen en el grupo familiar. Los interesados pueden consultar al equipoaairosario@gmail.com.
Fuente: La Capital