La mayoría reside en el centro y sur de la provincia de Santa Fe. Cualquier familia del país podrá solicitar la evaluación para que se determine si está en condiciones de acceder a una vinculación con alguno de los niños y adolescentes.
El secretario de Gestión Pública de Santa Fe, Matías Figueroa Escauriza, confirmó que en unas tres semanas se lanzará una nueva convocatoria pública para la adopción de 13 chicos y chicas (la mayoría tienen más de 10 años) que residen principalmente en el centro y sur provincial.
No obstante, esa cantidad es preliminar. «La semana que viene empezamos a visitar a cada uno de los chicos en los hospicios donde se hospedan, para preguntarles si están dispuestos o no a hacer la convocatoria. Pero hasta ahora, son 13», declaró.
La convocatoria será nacional; es decir, cualquier familia del país que esté en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (Ruaga) y la Red Federal de Registros podrá solicitar ser evaluada para que se determine si está en condiciones o no de acceder a una vinculación con alguno de estos niños y adolescentes.
«Estamos en un cambio de paradigma respecto de las adopciones. Porque vemos que se están adoptando muchos más adolescentes, lo cual esto está demostrando que había interés en la gente, y que fallaba quizás la comunicación pública, que nos ayuda mucho», señaló el funcionario.
Dio algunas estadísticas para reforzar esa aseveración. En 2016, hubo 49 adopciones en toda la provincia. De éstas, sólo tres fueron de chicos de más de 10 años. Pero en 2017 la curva toma otro sentido: se aumentaron a 102 adopciones en la provincia, de las cuales 38 fueron de de chicos y chicas mayores de 10 años. «Acá se vio el giro en el paradigma», subrayó Figueroa Escauriza. En los primeros seis meses de 2018 (estadísticas hasta junio), van 91 procesos de vinculaciones (adopciones), y de éstos 31 son mayores a 10 años de edad.
«Hay más gente interesada en adoptar adolescentes. Y a esto lo asociamos con dos cuestiones: ese cambio de paradigma cultural al que aludo, y un trabajo muy fuerte en la comunicación pública, para contarle a toda la comunidad sobre el proceso de adopción y vinculación», subrayó.
A la luz de los datos y consultado sobre la marcha del protocolo de actuación para convocatorias públicas del Ruaga presentado por Provincia en septiembre del año pasado, el funcionario consideró: «Si debo hacer un balance, diré que es sumamente bueno. No sólo por los números fríos de las dos convocatorias anteriores, sino que vemos más gente con intención real y disponibilidad para adoptar. El protocolo ha sido muy positivo».
Instancias y evaluación
Previo a formalizar una convocatoria pública de adopción se deben agotar dos instancias: primero, buscar aspirantes con un perfil que se ajuste a determinados requisitos; segundo, un pedido de colaboración que se hace a la Red Federal (donde están todos los registros del país) para saber si en una provincia hay aspirantes con perfiles adoptivos apropiados.
El proceso de evaluación de familias de aspirantes a adoptar es muy estricto. «A cada una de éstas las visita un psicólogo y un trabajador social, que harán un informe sobre cada situación sociocultural y económica. Luego se determina el proyecto de vida adoptivo con el caso concreto (del niño o niña a adoptar)», agregó.
Figueroa Escauriza puso un ejemplo simple: «Si una familia ya tiene dos hijos pero quiere tener por vía de adopción un tercero pero no tiene ninguna pieza en su vivienda, obviamente que no será viable». Ante cada caso de vinculación que se analiza, «no se mira si la familia que quiere adoptar es muy pudiente (económicamente) o no. No tiene relación con el poder adquisitivo de una persona o una pareja, sí con una situación económica estable (de esa familia aspirante) para poder afrontar la adopción de un hijo, y asegurar que a éste no le falte nada», cerró.