En junio pasado la Cámara de Casación confirmó las penas contra los responsables del secuestro y asesinato de la niña, pero todavía falta que se juzguen otras personas que también habrían estado involucradas en el crimen.
Este lunes se cumplen exactamente 9 años del día en el que se encontró en una bolsa de residuos el cuerpo sin vida de Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años secuestrada y asesinada en el partido bonaerense de Hurlingham. Su familia espera que finalice el aislamiento obligatorio que, de continuar, obligará a postergar la audiencia preliminar que debe hacerse en el marco del segundo juicio oral por este caso, la cual está prevista para mediados del mes próximo.
Si bien en junio pasado la Cámara de Casación confirmó la condena a prisión contra los principales responsables del crimen, todavía deben sentarse en el banquillo de los acusados un narcotraficante, un ex policía, un informante y un carpintero, quienes también habrían participado del hecho.
En este sentido, el Tribunal Oral Criminal (TOC) 6 de Morón ya les notificó a las partes que ni bien el Gobierno dé por concluida la cuarentena, se llevará a cabo la audiencia preliminar al debate, ya que la defensa de los imputados se opone a que el proceso se realice de manera virtual, según explicaron fuentes judiciales a la agencia Télam.
En este segundo juicio se analizará la presunta participación en el crimen de Miguel Ángel “Mameluco” Villalba (56); el ex policía bonaerense Sergio Chazarreta (52), dueño de la camioneta negra que se utilizó para trasladar a Candela; el supuesto informante de la policía Héctor “El Topo” Moreyra (50); y el carpintero Néstor Altamirano (59), quien está señalado como el que alimentó y cuidó a la niña mientras estuvo secuestrada.
Los cuatro serán juzgados como “partícipes necesarios” del delito de “privación ilegítima de la libertad coactiva seguida de muerte” y sólo Villalba llegará detenido al debate, ya que actualmente cumple una condena en el penal de Rawson dictada en una causa por narcotráfico,
El proceso estará a cargo de los jueces Alejandro Rodríguez Rey, Andrea Biarzi y Cristian Toto, y del fiscal de Morón, Mario Ferrario, quien considera que los cuatro acusados desempeñaron distintos roles en el plan criminal, aunque todos con el mismo grado de responsabilidad.
Voceros de esa dependencia judicial sostuvieron que “está todo listo para la presentación de pruebas y para comenzar a diagramar el debate”, al que serán convocados unos 50 testigos, la mayoría de los cuales ya declararon en el primer juicio oral.
“Ya pasaron nueve años desde que se fue al cielo y seguimos esperando que cierre la gran herida que tenemos. Todos los culpables tienen que pagar por cada una de las participaciones en el crimen. Voy a dar mi vida para que todos paguen con la cárcel y honrar el nombre de mi hija hasta el final”, expresó Carola Labrador, mamá de Candela.
La niña de 11 años fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 en la localidad bonaerense de Villa Tesei -donde residía-, cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al que pertenecía.
El 28 de ese mismo mes, su tía recibió una llamada extorsiva en la que pedían que la madre de la menor “devolviera la guita”, mientras que el 31 el cuerpo de la víctima apareció adentro de una bolsa, al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa.
En 2017 comenzó el primer juicio por este crimen, en el que Hugo Bermúdez (60) y Leonardo Jara (40) fueron condenados por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Morón a prisión perpetua como “coautores” de “privación ilegal coactiva seguida de muerte”, mientras que Fabián Gómez (46) recibió una pena de 4 años de cárcel como “partícipe secundario”.
Los elementos que los jueces Diego Bonanno, Raquel Lafourcade y Mariela Moralejo ponderaron en las sentencias fueron las pruebas de ADN que demostraron el cautiverio de la niña en la casa de Kiernan 992, de Villa Tesei, partido de Hurlingham, y que vincularon a Bermúdez, quien también quedó implicado con la quema de evidencias en la casa de su ex pareja.
Además, pericias de audio confirmaron que Jara fue el autor de un llamado con un mensaje dirigido a la madre de Candela en el que le dijeron: “Hasta que esa conchuda no devuelva la guita no la va a ver nunca más, que le pregunte al marido dónde dejó la guita”.
En los fundamentos, los magistrados sostuvieron que el móvil del secuestro fue un “ajuste de cuentas contra el padre (de Candela), por algún ilícito que este cometiera”, en referencia a Alfredo Rodríguez, quien al momento de la desaparición de su hija cumplía condena por piratería del asfalto.
En ese juicio, “Mameluco” Villalba declaró como testigo, mientras que “Topo” Moreyra y el carpintero Altamirano estuvieron presos en un comienzo de la investigación, entre 2011 y 2012, y luego recuperaron la libertad por falta de pruebas.
Sin embargo, el fiscal Ferrario reunió nuevos elementos y el año pasado acusó al narcotraficante de liderar la organización criminal que cometió el secuestro y asesinato de la niña, la cual integraron también Moreyra, Chazarreta y Altamirano.
Respecto del móvil del crimen, para la fiscalía se combinaron dos cuestiones: una, que Villalba se quiso vengar del padre de la menor porque creyó que éste había pasado información a la Policía Federal (PFA) para que lo detuvieran 13 días antes de la desaparición de Candela. La otra hipótesis es que la banda criminal buscaba ajustar cuentas con él por una deuda económica.