El rosarino Carlos Pascual falleció a los 83 años tras pasar una internación en el Sanatorio Mitre a raíz de una enfermedad terminal. Su sacrificio para seguir a Rosario Central y la Albiceleste quedará en la memoria de los fanáticos.
El fútbol argentino perdió a uno de sus hinchas más representativos: Tula, Carlos Pascual tal cual era su nombre real, murió en las últimas horas a los 83 años tras pasar una internación en el Sanatorio de la Trinidad Mitre a raíz de una enfermedad terminal. A pesar de su deteriorado estado de salud, había estado presente en las tribunas durante el Mundial de Qatar que consagró a la Selección y así presenció la 13° Copa del Mundo de su vida. Luego, fue el encargado de recibir el premio The Best a la mejor hinchada en el 2023. La historia cuenta que apareció por primera vez en la tribuna de Rosario Central en los 70′ y acumuló más de cuatro décadas acompañando al seleccionado nacional.
El hombre del mítico bombo comenzó a ganar notoriedad en 1971, a raíz de su vínculo con Juan Domingo Perón, ya que el ex presidente fue quien le regaló el instrumento que tuvo su primera aparición pública en Alemania 1974. Ya en la última edición en la que Argentina bordó la tercera estrella a su escudo, se lo vio visiblemente golpeado físicamente al nivel que paseaba por las calles de Medio Oriente en silla de ruedas, con bastón y junto a Yuri, un amigo ruso que conoció durante el Mundial que se jugó en 2018.
“Es un voluntario que me mandó Dios, porque Dios siempre me manda voluntarios en todas partes del mundo. Porque sino, yo solo, rengo, sin saber idiomas, ¿qué hago? ¿dónde voy? No puedo ir a ningún lado. Él sabe hablar inglés, francés, alemán, es ruso, qué sé yo, todos los idiomas”, le comentó Tula a Infobae durante uno de los banderazos en Souq Waqif. Nunca en soledad, Carlos se caracterizó por estar siempre en cada una de las concentraciones de los fanáticos de la Albiceleste para poder hacer resonar su instrumento.
A la hora de hablar sobre su trayectoria, el hombre que nació el 11 de septiembre de 1940 siempre se catalogó como “el primer bombo en la historia del mundo en 1974″ y enumera: “El primer bombo que entró en un campeonato mundial soy yo. Hice reportajes para todo el mundo, salí en todos los diarios más famosos del mundo. Después de cuatro años, en el 78, todo el mundo copió mi bombo, todo el mundo tocaba el bombo. Imaginate el orgullo para mí, pero el primer bombo de la historia del mundo soy yo. El segundo fue Manolo el de España, era famoso”.
Dos de las iniciativas que siempre defendió fue nunca formar parte de una barra y que nunca ocupó un cargo político. Sin embargo siempre levantó la bandera del peronismo incluso para explicar por qué siguió yendo a la cancha a pesar que su físico le pedía un descanso con 13 mundiales consecutivos en la espalda. “Primero la patria, segundo el movimiento, por último el hombre”, utilizaba como frase de cabecera junto a una gran calcomanía de Evita en uno de los costados del bombo.
Desde aquella aparición pública, la salud de Carlos se siguió deteriorando con el tiempo y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de urgencia. La gravedad del cuadro empujó a que sus familiares pidieran una cadena de oración en pos de su recuperación, mientras permanecía bajo observación en coma inducido en el Sanatorio de la Trinidad Mitre. Finalmente el cuadro empeoró y el fútbol argentino perdió a una de las grandes personalidades que tuvo de la línea de cal hacia afuera.