Conocemos sus ideas, sus convicciones políticas, el partido que integran y con qué propuestas buscan obtener el triunfo para la presidencia municipal. Sin embargo, poco conocemos sobre sus infancias, sus sueños, sus defectos y sus virtudes. Con esa mirada es que desde El Día nos propusimos entrevistar a los tres candidatos a intendente.
Por María Constanza Fernández Larraburu
En esta edición conoceremos quién es Claudio Maximiliano Gómez, el candidato a intendente del Frente Renovador, un hombre que se define como “familiero” y apasionado por la pesca, aunque reconoce que le hubiese gustado ser aviador. Perseverante, indeciso a veces, el contador público nos cuenta sobre su familia, sus anhelos y hasta su niñez.
Nació el 18 de enero de 1974 en Gualeguay, dato que con una sencilla operación matemática nos dice que tiene 41 años. Hijo de Mario y Cristina y hermano de Alejandra, Carina y Martín, Maximiliano no duda en considerarse como el “nexo de toda la familia”, la que reúne cada domingo para el tradicional asado.
Se casó en 2003 con Laura Neffa, profesional gastronómica vinculada al servicio de catering y fiestas.
“Tuvimos dos pequeños, Valentina de 11 años y Vicente que cumplirá cuatro en octubre”, expresa y agrega: “Con mi suegro Miguel comparto la profesión y el estudio contable”.
Primeros años
-Si hablamos de infancia ¿Qué es lo primero que pensás?
-Calle Güemes al fondo, casi llegando a la chacra de los Ortega o atrás de la peletera, como decíamos. Esa es la zona en la que me crié, viví ahí hasta los 10 años y después nos cambiamos atrás del Colegio (San José), 25 de Mayo y Cruz Míguez. Toda mi infancia fue en ese barrio, del cual tengo la mayoría de mis amigos de la infancia y que todavía conservo, como Walter Fahler, Justo García, Luciano López y Hernán Brescacin.
-¿A qué escuela fuiste?
-En el jardín empecé en la 64, en las chacras. Pasaba un (Renault) 4L blanco y nos cargaba a todos. Después fui al Colegio San José, donde hice toda la primaria. A los 12 años me preparé para entrar en el Liceo Militar en Recreo, Santa Fe, donde hice la secundaria. Con un par de chicos de acá, como Francisco Grether, estuvimos ahí cinco años.
-¿Fue una decisión propia el Liceo?
-Sí, me entusiasmé porque los veía a Gerónimo Erro, José Alberto Freyre y Arturo Berisso bajar y subir al Ciudad de Gualeguay. En ese momento y a esa edad lo que más me atrajo fue el uniforme, empecé a charlar con ellos, me contaron y se lo dije a mis padres. Conservo muchos amigos de ese entonces, de la zona de Santa Fe, Recreo, San Justo y Rosario y todos los años nos juntamos la Camada 40 a una gran cena.
-¿Qué recuerdos dejó esa experiencia?
-La primera noche que me fui de Gualeguay, tenía 12 años y me llevaron mis padres. Estábamos viviendo, por un tiempo, en calle San Martín y Paraná y esa noche teníamos que ingresar al período de adaptación. Era enero y los carnavales estaban en la (calle) San Antonio y cuando nosotros partíamos todos mis amigos estaban divirtiéndose.
“Cuando llegamos, con dos valijones grandes con todo lo que había que llevar, formamos y hubo un acto. Le dije a mi mamá que me espere que ya volvía, nos saludamos, nos llevaron a las instalaciones y a mis viejos no los vi más. La primera noche había mucho silencio, dentro de la habitación éramos 16 chicos que no nos conocíamos en ocho camas cucheta. Esa noche no durmió nadie y tampoco hablábamos, solamente se escuchaba cómo lloraban algunos. Al quinto día fueron mis viejos a buscarme, imagínate la felicidad. Nos vinimos el fin de semana de franco pero a mí todavía me quedaban dudas, sufría el desarraigo y extrañaba a mis padres”, rememora Maximiliano y continúa: “Igual seguí. Mi hermana Alejandra estaba estudiando Derecho en Santa Fe, así que los miércoles iba a visitarme durante una hora, tomábamos una gaseosa y charlábamos. Después llegó mi hermano Martín al Liceo, cuando yo estaba en tercer año”.
-¿Sentís que te sirvió?
-Totalmente, primero en la independencia, aprendí a los 12 años a recibir mi dinero, administrarlo, tomarme el colectivo en la vieja terminal de calles Alberdi y 25 de Mayo, bajarme en Paraná, de ahí a Santa Fe y después hasta el Liceo. Todas esas cuestiones te dan cierto crecimiento, aprendés a manejarte solo y dentro del Liceo hay cosas que te van marcando, aprendés a valorar muchísimo la familia, yo soy muy familiero. Además marcado por el régimen militar, que te enseña de responsabilidad, de la simpleza de las cosas y del respeto, los valores que hoy en día tanta falta hacen.
-¿Qué soñabas ser?
-Aviador, me imaginaba volando en avión y no comercial, sino militar. Después hice un intento pero el tema de la vista no me lo permitió. Son muy rigurosos a la hora de los exámenes y tenés que cumplir muchas cosas. Después ingresé al Liceo y me dediqué a otra cosa. Eso era lo que soñaba cuando era chico.
-¿Cómo llegaron las ciencias económicas?
-En el Liceo me di cuenta que la vida militar no era lo mío, lo tenía muy claro y empecé a mirar el tema de los números y también de los animales, por lo que pensé en veterinaria. A la carrera de contador la inicié en Paraná y cuando promediaba cuarto año me salió un ofrecimiento en Buenos Aires en el estudio Brea Solans & Asociados y me fui tentado por tener práctica e insertarme en la profesión. Estuve dos años hasta que decidí terminar mi carrera en Villa Libertador San Martín.
“Ahí —relata— adquirí mis primeras armas en el campo de acción y fueron años muy buenos. Me dejó una experiencia enorme, fue fantástico, es un estudio muy grande que está en calle Reconquista, en pleno centro, y éramos entre 120 y 125 contadores. Pero veía que me seguía entusiasmando y me faltaban cuatro o cinco materias de quinto año, así que vine a terminar y en vez de volver a Buenos Aires me instalé en Gualeguay”.
De todo un poco
-Un líder político: Emilio Martínez Garbino. “No lo tengo muy cerrado al tema de la figura del líder político, sino que admiro personas. Él es una persona que reúne todas las condiciones y que me consta, no es que me lo digan. Tiene una transparencia increíble y prueba de eso es que cuando era intendente de Gualeguaychú fue elegido el municipio con la mejor administración a nivel nacional. Tiene una sencillez y respeto al otro que cada vez que charlás te deja el mensaje y lo tomo como ejemplo”.
-Un líder social: Madre Teresa de Calcuta. “Es gente que te parece que no es de este planeta. Ese interior, que hace que dejen todo de lado por el prójimo, es increíble verlo en un ser humano. Ojalá hubiera muchas más”.
-Un país: Argentina. “La elijo con sus pro y sus contra. Argentina somos todos, muchas veces uno reniega y termina enojado con el gobierno, pero en realidad son personas que están de paso. Por este país hay que luchar y en la medida que uno pueda comprometerse, eso es lo que falta”.
-Un prócer: Sarmiento. “Creo que es uno de los mejores. También San Martín”.
-Un ciudadano de Gualeguay: Vicente Cúneo. “Es un hombre que admiro mucho, porque además de su profesionalidad como artista lo veo muy íntegro como persona”.
-Una causa: la injusticia. “En todo sentido. Por ahí ves cuestiones que son injustas que ocurran y eso te motiva a tratar de interiorizarte para cambiarlas”.
-Un lema: “Hay que luchar por lo que uno quiere”.
-Una frase: ninguna.
-Un sueño: “Ver a Gualeguay con un gran desarrollo, no sólo económico. Necesitamos del crecimiento económico para alcanzar un desarrollo social. Después ver siempre felices a mis hijos, a mi familia, a mis seres queridos”.
-Esperanza de: “Que todo vaya mejor, que sepamos ser más humanos. Esperanza de crecimiento, de solidaridad, de empezar a permitirnos cosas entre nosotros. Soy una generación que no nació con el rencor de cuestiones históricas del Proceso Militar, creo que mi generación quiere la paz, la unión, la armonía, el desarrollo, que todos tengamos la misma posibilidad de desarrollarnos como individuos, padres de familia, profesionales”.
-Una meta pendiente: “Una pasión que tengo es la pesca y siempre me ronda en la cabeza un emprendimiento productivo vinculado a eso. Disfruto tanto de pescar que lo tomo como una terapia, me saca de contexto, me libera y vuelvo como nuevo. Por eso siempre pienso en eso, no sé cómo lo haría pero seguramente lo haré”.
-Un acierto: “Mi familia y mis hijos, siempre soñé con Valentina y con Vicente. Feliz de la vida con Laura de tener la familia que tenemos”.
-Un error: “Dedicarle mucho tiempo al trabajo, no poder a veces parar un poco la pelota. Hay épocas que te insume demasiado y días que podés dedicar sólo una hora a tus hijos”.
-Una virtud: la perseverancia.
-Un defecto: la indecisión. “En eso no soy temperamental, me lleva tiempo tomar una decisión, pero cuando decido algo lo sigo hasta conseguirlo”
-El día más feliz: “El nacimiento de Valentina. También el de Vicente, pero el primer hijo es especial”.
-El más triste: “La enfermedad de un ser querido, muy doloroso”.
-Un objeto del que no pueda prescindir: ninguno.
-Una comida: asado.
-Un pasatiempo: la pesca.
-Un destino turístico: México.
-Un lugar para vivir: Brasil. “Por el paisaje”.
-Un momento del día: la mañana.
-¿A qué hora empieza la jornada y a qué hora termina?: “Me encanta levantarme temprano, a las seis de la mañana. Acostarme es un dilema, porque Laura es más larguera y yo si es posible me quiero acostar a las diez y media de la noche, pero terminamos promediando a las once”.
-¿Cómo se lleva con la tecnología?: bien.
-¿Usa Facebook y Twitter? ¿Cuántos amigos y seguidores tiene?: “Sí, los dos. En Facebook tengo más de 500 y en Twitter no sé, porque lo uso poco”.
-¿Qué hace un domingo?: “Me levanto temprano, tipo siete de la mañana. Preparo mate, miro un poco de tele y me voy a la chacra o paso por la casa de un amigo, que también se levanta temprano, o por lo de mi viejo. En verano me encanta ir a la Costanera o al Puerto y mirar el río. Después vuelvo con la compra y terminamos haciendo el asado en casa o en la chacra”.
-¿Mira televisión? ¿Qué?: sí, noticieros y programas vinculados a la pesca. “En Animal Planet por ejemplo. Películas no miro”.
-¿Escucha radio?: sí. “Sólo Radio Gualeguay”.
-¿Lee diarios? ¿Revistas?: sí. “En papel los locales, El Debate Pregón y Gualeguay al Día (El Día de Gualeguay), también Clarín. Después leo otros por internet. Revista sólo Weekend, que me llega todos los meses”.
-Un libro: El Principito y Martín Fierro. “El segundo porque me encanta la simpleza y el respeto, tiene que ver con los valores, siempre te dan ganas de volver a leerlo”.
-Un escritor: ninguno. “No soy muy lector, sólo leo de mi profesión”.
-Un género musical: folklore. “Me gusta tocar el bombo y nos juntamos con Panchi Olivera, un gran amigo de cuando estudiábamos en Paraná, todos los viernes a ‘folclorear’ y pasamos la noche entre asado, vino y amigos.
-¿Disfruta de su trabajo?: sí. “Aunque por ahí está cada vez más complicado por los requerimientos, son épocas en que la presión tributaria es muy alta y hace que estemos todo el día con el cliente tratando de tener todo al día”.
-¿Cómo se define?: “Perseverante, lo que ha hecho que siempre las cuestiones que me gustan o vislumbro logre alcanzarlas. Soy un apasionado de mi familia y de la pesca, mi trabajo me gusta mucho y me permite disfrutar de mis pasiones”.