Uno de los ocho presos que este domingo escaparon de la cárcel de Piñero, de 38 años, tiene un grueso prontuario criminal
La fuga de ocho reclusos el domingo a la tarde en Piñero pudo tener como principal objetivo la salida de la cárcel de Claudio Javier «Morocho» Mansilla. Así lo confirmó el subsecretario de Asuntos Penitenciarios de Santa Fe, Jorge Bortolozzi, al poner esa hipótesis como principal móvil del hecho que tuvo colaboración desde el exterior. Mansilla tiene 38 años y carga con varias condenas, y además ya había protagonizado otras fugas. En 2012 asesinaron a su pareja cuando había ido a visitarlo a la cárcel de Coronda. Este lunes comenzaba un juicio en su contra por un doble homicidio y hace unas semanas lo habían imputado por pagar 100 mil pesos por otro asesinato.
El video de la fuga de este domingo se viralizó por todos los medios de comunicación y las redes sociales. La escena es asombrosa: se escuchan los disparos entre los agentes penitenciarios y las personas que llegaron en un auto para cortar el tejido con una amoladora, mientras que los presos se dan a la fuga por el agujero y el preso que filma lo relata con euforia. El saldo fue la muerte de uno de los civiles que se tiroteó con los penitenciarios y la fuga de ocho reclusos de los cuales dos fueron recapturados a la madrugada.
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El nombre de los reclusos fugados que más trascendió fue el de Claudio Javier «Morocho» Mansilla. Según confirmó en el programa de Roberto Caferra en Radio 2 el subsecretario de Asuntos Penitenciarios, Jorge Bortolozzi, el principal objetivo del operativo comando fue el rescate de este preso con grueso prontuario. A su vez el funcionario desligó la posibilidad de que hubiera complicidad de parte de los agentes penitenciarios. En el transcurso de la mañana, mientras los funcionarios provinciales realizaban conferencias de prensa para contener la conmoción generada a partir de la fuga, se había logrado la recaptura de dos de los presos.
Juicio suspendido
El martes 22 de junio había comenzado un juicio oral y público contra Morocho Mansilla por dos homicidios agravados, uno de ellos de un menor de edad, ocurridos en septiembre de 2018. La fiscal Marisol Fabbro pidió para Mansilla la pena de 25 años de prisión efectiva.
La Fiscalía acusó a Mansilla de haber mandado a un menor de edad a buscar a dos jóvenes: Kevin Nieri, de 16 años, y Leonel Bubacar, de 18, para que los llevara una vivienda donde el hombre los esperaba. Una vez en el lugar, Mansilla, que estaba armado, les disparó. Nieri murió en el lugar y Bubacar un rato después en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
Mansilla también fue acusado de pasar por la intersección de Riobamba y Servando Bayo un día más tarde a bordo de un auto manejado por otro menor de edad y tirotear a los familiares de los chicos que había matado un día antes. Dos semanas después fue aprehendido en Capitán Bermúdez.
100 mil pesos por matar a un pibe
Al anochecer del lunes 26 de abril, Mauricio Gómez, de 21 años, fue asesinado en la puerta de la casa de su abuela en Colombia y French. Lo balearon dos personas desde un auto que los vecinos habían visto pasar por la zona varias veces en los momentos previos al ataque. En mayo pasado fue imputado uno de los tiradores y también Morocho Mansilla, quien desde prisión instigó y pagó 100 mil pesos por el crimen.
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El imputado como autor del homicidio, Ulises Nicolás O., de 21 años, mantuvo con Morocho una serie de conversaciones por WhatsApp que fueron ventiladas en la audiencia imputativa. Primero hablaron sobre la apariencia de Gómez, para asegurarse que estaban tras el objetivo correcto. Un rato después, consumado el ataque, hablaron para confirmar el resultado. «Quedate tranquilo que ahí me confirma, vemos, total igualmente va a salir en el noticiero. Vos quedate tranquilo que la plata va a estar igual», dijo Morocho desde Piñero.
Días más tarde Ulises O. confirmó su participación en el crimen en una conversación con otra persona. En ella también ventiló la paga por el crimen por encargo: «El Morocho te pega alto laburo y encima te paga al toque». Luego dijo que por ese hecho le habían pagado 100 mil pesos. Mansilla fue imputado por homicidio calificado en grado de instigador.
Con René, contra Tartita
Distintos hechos violentos ocurridos en el último tiempo dan señales de cómo Mansilla opera desde la cárcel de Piñero, así como con quién podría estar vinculado y con quién mantendría conflictos. Todo ocurre dentro de la cárcel y repercute en la calle.
El asesinato de Guido Samuel Pérez, un hombre de 28 años atacado con cinco balazos en abril pasado en barrio San Cayetano, se explicó en un contexto de disputa territorial con el trasfondo del narcomenudeo. Los nombres que surgieron, según la nota de este diario en ese entonces, fueron los de Morocho Mansilla y Alexis «Tartita» Schneider, un hijo de Ariel Máximo «Viejo» Cantero. Los dos detenidos en Piñero, según allegados a la investigación, mantendrían un conflicto tensionado dentro del penal con consecuencias en la calle: entre ellos el asesinato de Estévez y otros cuatro crímenes ocurrido en la misma zona en los últimos tres años.
A fines de mayo pasado, en el marco de la condena a René «Brujo» Ungaro como parte de la asociación ilícita que el hombre manejaba desde Piñero, el nombre de Morocho Mansilla apareció en el esquema de la banda. Es que cuando Ungaro se distanció de «Los Funes», grupo con el que había mantenido la disputa ante los familiares del asesinado Pimpi Caminos, encontró en Mansilla una posibilidad para rearmar su gavilla. Incluso Mansilla fue ligado al grupo cercano a Ungaro que gerenciaba la venta de números para las visitas en Piñero.
Fuga trece años atrás
Para comienzos de 2008 Morocho Mansilla tenía 25 años, estaba preso en la Unidad 3 cumpliendo una condena por robo calificado y se lo vinculaba a un homicidio ocurrido en 2006. En marzo de aquel año dejó el penal con el permiso de una salida transitorio y nunca regresó.
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Dos meses después, a mediados de mayo, una ex pareja de Mansilla lo denunció en una comisaría porque el hombre la golpeó y le robó la moto. La policía lo fue a buscar a una casa de Pasco al 6000 y ahí lo detuvieron. En su poder tenía un revólver calibre 32, medio ladrillo de marihuana y 140 bolsas de la misma sustancia fraccionada que en total reunía un peso de 1,3 kilos.
Otra fuga y visita fatal en Coronda
El 3 de mayo de 2011 Morocho Mansilla, que estaba detenido en la cárcel de Coronda ya condenado por un homicidio, aprovechó una salida laboral y se dio a la fuga gracias a la colaboración de dos mujeres. Una de ellas era su pareja de ese momento, una joven de 28 años llamada Pamela Escalla. Ella y la otra mujer, María del Carmen S., lo esperaron en un auto en un camino lindero al penal y desde allí emprendieron camino por la ruta 11 rumbo a Santa Fe. Unos kilómetros más adelante un retén policial detuvo al trío y Mansilla debió volver a prisión.
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Ocho meses más tarde Pamela Escalla fue a visitar a Mansilla a Coronda y fue asesinada a balazos. La madrugada del domingo 9 de enero la mujer bajó de un micro a unas cuadras de la cárcel, iba a pie con una familiar de otro recluso cuando un auto se les puso a la par y de él bajó otra mujer. Esta persona la encaró y la mató de varios disparos.
La apuntada por el crimen fue María del Carmen S., la misma mujer que había colaborado meses atrás en la fuga de Mansilla. Se trataba de la pareja de otro recluso de Coronda, Carlos Pochón, quien tenía una relación de amistad con Mansilla que se había resquebrajado en una disputa por el liderazgo del pabellón que compartían. Fuente La Capital