Las clases podrán reanudarse al 50 por ciento de la capacidad normal. “La educación segura debe estar garantizada a pesar del coronavirus”, afirmaron las autoridades.
El Gobierno de Italia ha anunciado que reabrirá los colegios el próximo 7 de enero para permitir la realización de clases presenciales a pesar de la pandemia. El Ministerio del Interior ha indicado en un comunicado que la educación “segura” debe estar garantizada a pesar del coronavirus. Así, ha especificado que las clases podrán reanudarse al 50 por ciento de la capacidad normal, si bien el resto de alumnos tendrán que seguir la lección desde casa.
Poco antes, el Gobierno había señalado que el 75 por ciento de las clases serían presenciales, algo que fue suspendido durante la segunda ola de contagios, especialmente para los alumnos de los últimos cursos.
Esto ha sido motivo de controversia en Italia desde que estalló la crisis sanitaria y los centros educativos fueron completamente cerrados. Las autoridades no permitieron su reapertura hasta septiembre.
El último balance del Ministerio de Sanidad indica que se han registrado 22.211 casos en el último día y 462 muertes, un leve descenso respecto al día anterior. La tasa de positividad sigue aumentando, situándose en el 14,1 por ciento frente al 12,6 por ciento de ayer. Además, se han realizado 157.524 test en las últimas 24 horas.
Actualmente hay 22.822 personas ingresadas en los hospitales del país, si bien se ha producido un descenso de los pacientes en las unidades de cuidados intensivos.
La vacuna en Europa
Casi 2,8 millones de estadounidenses han recibido ya sus primeras dosis, pero la cantidad está muy por debajo de las 20 millones de inoculaciones que la administración del presidente saliente, Donald Trump, había prometido para antes del final de 2020.
La carrera por vacunarse debe dominar el año que arranca, mientras el coronavirus deja ya al menos 1,8 millones de fallecidos desde su aparición en China en diciembre de 2019, según el recuento realizado por la AFP con base en cifras oficiales.
La firma alemana BioNTech comunicó el viernes que trabajaba intensamente para aumentar la producción de su vacuna y cubrir así la escasez causada por la falta de otros inmunizantes aprobados en Europa.
Países como Reino Unido, Canadá y Estados Unidos dieron primero la luz verde para la vacuna de Pfizer-BioNTech y desde entonces también han autorizado los inmunizantes de la compañía estadounidense Moderna o de la alianza británica entre la Universidad de Oxford y AstraZeneca.
“La situación actual no es fácil, hay un agujero debido a la ausencia de otras vacunas aprobadas y tenemos que llenar este espacio”, afirmó el cofundador de BioNTech, Ugur Sahin, al semanario Der Spiegel.
Las críticas sobre la lentitud de la distribución de la vacuna aumentaron en los últimos días. En Alemania, responsables sanitarios se quejaron de que personal médico sigue esperando las vacunas, pese a ser un grupo prioritario.
Francia registró quejas similares, obligando a que el gobierno anunciara que los trabajadores de la salud de más de 50 años podrán vacunarse desde lunes, más pronto de lo planeado originalmente.
La administración francesa anunció además el viernes que el toque de queda nocturno nacional se extenderá en 15 regiones donde los contagios son elevados. La restricción de las salidas comenzará ahora a las 18H00 en vez de a las 20H00. “El virus continúa extendiéndose… pero con disparidad entre regiones”, explicó un portavoz del gobierno, confirmando que los teatros, cines y salas de conciertos no podrán reabrir el 7 de enero, la última fecha marcada.
También en Francia, unos 2.500 juerguistas acudieron a una enorme fiesta clandestina de Fin de Año cerca de Rennes (noroeste), enfrentándose con la policía que trató de detenerla, informaron las autoridades.
Pero en todo el mundo, las normalmente multitudinarias celebraciones en ciudades como Sídney, Nueva York, Rio de Janeiro o Edimburgo se vieron reducidas o canceladas.
Contagios en vacaciones
Los viajeros que tomaron trenes entre Londres y París el primer día después de la salida del Reino Unido de la Unión Europea pasaron por registros adicionales, pero parecían más preocupados por las nuevas reglas exigidas por la pandemia. “No debía haber venido a casa para vacaciones, pero hubo una urgencia. Compré mi billete en el último momento, con un test (para covid-19) que cuesta 200 libras (unos 270 dólares)”, contó Stephanie Bapes, una francesa de 35 años que vive en Londres.
Reino Unido afirmó el jueves que ya había vacunado a casi 950.000 personas, mientras un repunte de contagios obligó a reabrir hospitales de campaña.
Noruega, que ha tenido una de las menores tasas de infección de Europa, comenzará el sábado a exigir exámenes de covid-19 a quienes lleguen a su territorio.
Quienes arriben deberán guardar una cuarentena de siete días y que dos tests resulten negativos. Esa medida forma parte de las restricciones impuestas por Noruega luego de haberse detectado cinco casos de la cepa británica del coronavirus.
Los expertos piensan que lo peor está todavía por llegar a nivel global, y predicen un alza pronunciada de casos y muertes tras semanas de encuentros por las vacaciones.
Según la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos alcanzó un récord de muertes diarias el miércoles, con más de 3.900 fallecimientos por covid-19 en 24 horas.
El presidente electo, Joe Biden, que asumirá el 20 de enero, criticó el problemático lanzamiento de las vacunas y rogó a los estadounidenses que lleven mascarilla.
Bajo la administración de Trump, las autoridades lanzaron frecuentemente mensajes encontrados sobre el porte de tapabocas, la eficacia de la distancia social y los confinamientos, mientras el mandatario minimizaba en múltiples ocasiones los riesgos del virus. Pero en su mensaje de Fin de Año, Trump destacó que los “ciudadanos más vulnerables ya están recibiendo la vacuna, y millones de dosis están siendo distribuidas por todo el país”.
Estados Unidos comenzó el viernes el Año Nuevo superando el triste umbral de los 20 millones de casos de covid-19, horas después de que las celebraciones mundiales para dar la bienvenida a 2021 quedaran ampliamente silenciadas por el coronavirus.
La primera economía del mundo ha fracasado en sus esfuerzos por controlar el virus, que sigue expandiéndose rápidamente por el país y ya ha causado más de 346.000 muertes, el mayor balance nacional de fallecimientos con diferencia.
Las esperanzas mundiales de que las vacunas contra el covid-19 traigan un rápido final para la pandemia en 2021 se han visto sacudidas por el lento comienzo del programa de inmunización en Estados Unidos, afectado por problemas logísticos y hospitales sobrecargados.