En el año 1983, la Argentina recuperó la democracia después de una feroz dictadura que implemento el terrorismo de estado. En esa nueva etapa hubo frases y hechos significativos que valen la pena resaltar; “con la democracia se come, se cura y se educa”, dicha frase fue un lema pronunciado repetidas veces por el Doctor Raúl Alfonsín durante la campaña presidencial; en esa misma época los estudiantes secundarios volvieron a tener participación activa en las escuelas a través de los centros de estudiantes, y de esta forma las instituciones eran construidas con la participación de todos los actores institucionales.
A medida que la democracia comenzaba a caminar, la inversión en Educación la acompañaba de la mano; en el año 1984, la inversión en Educación era del 2% del PBI, en la década del 90 fue del 4%, luego vino la ley de financiamiento educativo del año 2005 que propuso metas de financiamiento logrando el 6%, llegando en el año 2012 a alcanzar un pico de 6,47% del PBI.
Esos números no necesariamente se trasladaron a la calidad educativa; si fueron avances importantes en materia de política de estado relacionados con la Educación.
Ahora bien existen infinidad de piedras en el camino para que esa inversión en Educación no se traslade a un mejor y mayor aprendizaje, en el medio nos encontramos con un sistema nacional que es solo federal cuando de reconocimiento de título se trata, pero la equidad debería ser moneda corriente en la Educación si miramos la inversión que existe, y en la actualidad eso no ocurre.
No nos engañemos, la Educación que recibe un estudiante en la Provincia de Santa Fe no es la misma que recibe un estudiante en la Provincia del Chaco por ejemplo; y con este ejemplo deje la comparación burda y utópica de estudiantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con los chicos de la Quiaca, no es necesario…
Cada provincia cuenta con un organismo educativo; algunos se denominan Consejos, otros Ministerios, Secretarias y cada uno tiene su Ley Provincial de Educación. Eso dentro de la autonomía provincial es altamente gratificante; pero si de organización se trata tiene que existir un trabajo articulado a nivel nacional, y esto solo se da cuando deben resolver alguna situación o resolución y nada más… luego cada uno trabaja en forma aislada.
Sé muy bien que en cada región se debe respetar la cultura y el contexto propio de cada una de ellas, pero… el changuito de Santiago del Estero es argentino igual que el gurisito Entrerriano.
Otra institución que merece un párrafo son los diferentes gremios que nuclean a los trabajadores de la Educación, sus organizaciones son muy democráticas para tomar decisiones pero no se les cae una idea superadora si de lucha se trata, siempre buscan amedrentar con la creatividad del paro, detrás de él nada. Otro punto son las autoridades gremiales, tienen la misma metodología que los políticos, suben, bajan, se corren, pero siempre están en el jugo del poder.
El estado sea municipal, provincial o nacional está viciado de jerarquía impositiva, de burocracia enferma y de una organización verticalista que hace obediente a la más creativa de las organizaciones; éstas agrupaciones, si de Educación se trata están plagadas de tecnócratas, oportunistas y hombres funcionales al proyecto de turno.
Esto es solo una parte del porque con 6,47% del PBI, seguimos teniendo problemas educativos si de calidad y de otras yerbas…se trata.
“DEMOCRATIZAR” significa ampliar derechos sociales que garanticen un ingreso ciudadano capaz de asegurar el acceso a bienes materiales y simbólicos imprescindibles, porque no hay democracia formal sin ésta democracia sustantiva.
“DEMOCRATIZAR” es ampliar derechos pero también es reconocer obligaciones; por ejemplo el cumplimiento de las normas, del sostén de las instituciones, pero sobre todo obligaciones con el “otro”, que sufre discriminación, que suplica formar parte y ser digno en este bendito país.
Si las organizaciones ligadas a la Educación entienden sus derechos y obligaciones, la Educación se fortalecerá día a día y será la única forma de vida colectiva que permita vivir acorde con un principio político basado en la solidaridad.
La democracia y la Educación forjaron en los últimos años una fuerte relación, en algunos momentos complejos la escuela se sostuvo como referente organizacional e institución territorial frente a las necesidades de la población. Es decir además de enseñar, resistió, dio de comer y amparo a los más humildes, los docentes pusieron el cuerpo y las escuelas se hicieron cargo de asuntos que el estado había dejado a la intemperie (sistema educativo virtual por citar un ejemplo actual).
Es hora de democratizar las instituciones ligadas a la Educación, es hora que las nuevas generaciones ocupen espacio de poder, para logran en ellas la construcción de nuevas preguntas y respuestas que puedan formular nuevas visiones y misiones para pensar la Argentina del futuro.
La fuerza de una democracia está en reconocerla como abierta, incompleta, llena de ambigüedades, y en construcción, invitando siempre a la participación para hacerla más fuerte y duradera, hasta pronto.
Prof. PEDRO DEMARCHI.