Juan “El Negro” Rosetti vive en Palma de Mallorca (España). Argentino, con amigos en Gualeguay y especializado en informática contó a El Día cómo se vive la cuarentena en Europa. El mismo estuvo enfermo y pudo superar el COVID. “La crisis es grande aquí pero igual no pienso volver”, avisa en diálogo con El Día.
“Palma es la capital de Mallorca y es la capital de Las Baleares, las islas cerca de Barcelona y Valencia. Hace un par de años que me vine, porque me salió un trabajo. Estoy solo, mi hija estudia en Italia y pasó el confinamiento conmigo. Acá también se puso difícil porque nos confinaron también, un mes y medio aproximadamente. Eso fue hasta fines de abril que empezaron con aperturas graduales”, cuenta. Juan se enfermó de Covid hace poco. “Después del confinamiento duro que tuvimos, con retenes en las avenidas principales, se controlaban colectivos y autobuses. Después por fase iban levantando cada 14 días. A mediados de junio estaba todo habilitado salvo los bares que tenían que trabajar al 50 % y las discos que nunca habilitaron. ¿Qué pasó? En julio nos habíamos olvidado, como que el virus no existía. Uno se relaja y empieza a salir un poco más, te encontrás con un conocido, etc. Ahí me pasó seguramente, en alguno de estos encuentros, sobre todo cuando fuimos a ver la final de la Champion a un bar. Acá la isla vive del turismo, eso posibilitó que vinieran muchos ingleses y alemanes. Aunque hay una colectividad argentina muy grande. Sobre todo chicos que vienen a hacer la temporada y después se quedan. En ese bar estaba lleno de alemanes que empezaron a escabiar a las cuatro de la tarde y terminaron a las ocho de la mañana…(risas)”.
Lo primero que tuvo fue dolor de cabeza. “Estaba acá sentado y me empezó a doler la cabeza, fuerte. Y mareos. No lo tuve en cuenta al principio. Pero siguieron los mareos, los dolores de cabeza y me empezó a subir temperatura. Hay un número de COVID y me aconsejaron quedarme confinado en mi casa. Que si no podía respirar sí llamara a urgencias y te venían a buscar. Fueron 3 días con algo de fiebre y mareos. Sólo me dieron para tomar paracetamol de 600, eso me quitaba el dolor de cabeza y me bajaba la fiebre. A los tres días me empecé a sentir mejor y al quinto día casi no tenía síntomas. Quedás como cansado. Sí lo que me pasó fue que perdí el gusto y el olfato. Fue increíble. Ponía sal y no sentía nada”.
El sistema de salud resistió. “Nunca colapsó pero hubo bastantes casos. Mallorca tiene 1 millón de habitantes y han muerto 250 personas. Pero dentro de España es el lugar que menos casos hubo. Como es una isla se cierra el aeropuerto y listo. ¿Cómo es la vida hoy? Ahora hay un rebrote. El barbijo la gente lo adoptó, salvo turistas alemanes e ingleses que no quieren. Además hay un decreto que te obliga a usarlo. Acá no ví que la policía te diga nada pero en Madrid se llevaron preso a uno por no usar el barbijo”. Por supuesto que la pandemia ha tenido un impacto económico. “Los hoteles abrieron algunos en junio, julio cuando bajó. Alemania e Inglaterra habilitaron que vinieran, pero cuando hubo un rebrote determinaron los ingleses que los que volvieron debían hacer un confinamiento de 14 días. La gente entonces dejó de venir. Los hoteles trabajan a un 20% y los restaurantes también trabajan poco. No hay turistas entonces no hay gente. Muchos negocios fundidos y la situación muy complicada”. A la hora de los saludos se acordó de sus amigos de la colimba: Javier Falcón y Carlitos Razetto y otro compañero Liggerini.
“Volver sería un suicidio”
¿Pensás volver? La respuesta que dio Rosetti es dolorosa pero marca porqué muchos argentinos se fueron y se van del país. “Volver ahora a Argentina sería un suicidio, un desastre como está el país. Acá dentro de todo hay perspectiva porque si un país se cae la Unión Europea trata de salvarlo. Pero en Argentina no va a invertir un peso nadie, y si lo invertís te val o si no te lo roban. Olvidate, se va a para atrás…ni pensarlo”.
