J.A. fue señalado por una serie de contagios que llevaron a cerrar varios edificios estatales por desinfección con 19 casos confirmados, lo que llevó la estadística provincial a aumentar un 40%. La Justicia federal inició una causa en su contra
Asistió a todas los asados que pudo, visitó familiares cercanos y parientes lejanos, fue a cumpleaños y no se privó de festejar el Día del Amigo. A pesar de tener fiebre alta, tos y ser asmático, J.A., un empleado público de Santiago del Estero de 52 años, rompió todos los protocolos indicados para personas con síntomas de COVID-19. J.A es conocido como el “paciente 41” en su provincia y, según las autoridades sanitarias, es responsable de los últimos 19 contagios registrados en el territorio.
El daño es evidente: en total, por el virus que esparció hay 94 familias aisladas. Tuvieron que cerrar las oficinas de rentas, Tribunales y el Ministerio Publico Fiscal para desinfectar y se cree que podría haber contagiado a más de 300 individuos en el peor de los estimados. Se le inició una causa en la justicia federal y los investigadores le tuvieron que secuestrar sus dos celulares porque se niega a dar información de los lugares que visitó.
“Es una catástrofe lo que hizo. Una irresponsabilidad mayúscula que provocó, además de los contagiados y aislados, que en la capital los comercios y oficinas estatales tuvieran que acotar su horario hasta las 18. A partir de esa hora deja de funcionar el transporte público. El desparramo que hizo del virus es preocupante”, dijo a Infobae una fuente de la municipalidad santiagueña.
La supuesta diseminación de coronavirus que produjo el acusado tuvo su comienzo el 16 de julio cuando el hombre empezó a sentirse afiebrado, con una tos seca grave y con el asma afectándolo. Se tomó la temperatura y el termómetro le indicó que efectivamente tenía 38 grados. Según contó el acusado en una entrevista informal con la policía, cuatro días más tarde, el martes 21, fue a visitar a un médico que nunca le habló de coronavirus ni lo mandó a hisoparse y que le dijo que su problema tenía que ver con el asma. Siempre según la versión del imputado, lo mandó a la casa sin recomendarle aislamiento.
“Eso es lo que dice él. No sabemos si nos está mintiendo o no, como oculta información es difícil saber cuándo dice la verdad. Como la causa recién se está formando aún no tomamos las declaraciones correspondientes pero ese médico va a ser llamado a declarar para saber si es verdad lo que dice J.A.”, aclararon fuentes de la oficina del fiscal Sebastián Robles, que es quien lleva la causa contra el hombre, hoy internado.
El cruce de datos entre distintos trabajos de inteligencia realizados por la policía santiagueña, los análisis de los dos celulares secuestrados a J.A. y las entrevistas con distintas personas de su círculo íntimo arrojaron que el acusado estuvo presente en distintas fiestas y reuniones luego de esa consulta médica: al menos se contabilizan dos asados realizados el fin de semana del 25 de julio, una fiesta por el Día del Amigo y varias cenas y reuniones con su familia.
“El hombre seguía con fiebre y tos pero se tomaba una pastilla para disimular los síntomas. Así, creemos, fue dispersando el virus en distintos lugares y contagiando gente que a su vez infectaba a otra. Las 94 familias aisladas tienen que ver con que alguno de los integrantes estuvo en contacto con J.A. en alguna reunión”, indican los investigadores.
En una de las fotos que figura en el expediente se lo ve a J.A. alrededor de una mesa con otras 9 personas tomando vino, previo a un asado. Los investigadores creen que puede tratarse de una imagen tomada en uno de los asados aunque el acusado insiste en que se trata “de una foto de hace 4 meses”. En la Justicia dudan y esperan por los peritajes y las declaraciones de los otros concurrentes al evento.
J.A., que trabaja en un organismo del Estado, siguió con su vida social como si no existiera el coronavirus hasta el viernes pasado, cuando los síntomas ya eran inocultables y su estado de salud empezó a empeorar. Ahí fue a visitar a otro médico que inmediatamente le indicó que vaya a hacerse un hisopado. “Creemos que ese día no concurrió a hacerse el análisis a pesar de los síntomas, trato de evitar ser analizado. Una vez más rompiendo las reglas. Recién fue al hospital dos días después, es decir el domingo, cuando ya no daba más y ahí quedo internado. Algo que también está mal porque lo que tenés que hacer es quedarte en tu casa y avisar a las autoridades para que se active el protocolo. Lo cierto es que se le hizo el test y dio positivo”, explicaron en los tribunales santiagueños.
Mientras el hombre se recupera en un hospital provincial, en total hay 250 personas que están aisladas en sus casas, de las cuales la mitad fue hisopada ayer y los restantes en la mañana de hoy. Según el parte informativo del Ministerio de Salud de la Nación, entre martes y miércoles se registraron 19 contagios en Santiago del Estero, todos, se cree y se investiga, contactos de J.A. Vale recordar que se trata de unas de las provincias con menos infectados: 66. Por lo que este último salto en los números representa un aumento del 40%.
Tanto es el escándalo que el propio gobernador Gerardo Zamora hizo una conferencia de prensa para habla al respecto: “Anduvo en asados y reuniones, no se privó de nada y por lo tanto hoy hay dos médicos, dos gendarmes, toda su familia en aislamiento. 250 hisopados y muchos aislamientos más porque todavía no sabemos qué hizo durante los 15 días anteriores, porque no nos explica bien. Este ‘caso 41′ es todo lo que no tiene que ocurrir”.
La investigación que lleva adelante el fiscal Robles tiene como objetivo principal determinar los lugares a los que asistió J.A. y si existieron más personas violando el DNU presidencial pero también apunta a dilucidar si el acusado es o no un “paciente cero”, es decir, un caso autóctono: “Es importante saber cómo se contagió. Si él tuvo contacto con alguien que ingresó de manera ilegal a la provincia trayendo el virus o si por el contrario, como cree él mismo, se infectó a raíz de un contacto que tuvo con su cuñado quien también formó parte de guitarreadas y reuniones estando enfermo”, explicaron desde la fiscalía.
Existe un ejemplo aún más claro para tener en cuenta el grado de daño que pudo haber causado J.A. Según contó la periodista local Antonella Chacón, el último médico que lo atendió trabajó ese mismo día en Malbran, un pueblo de 1.100 habitantes, de acuerdo al último censo, que queda a 366 kilómetros de la capital santiagueña. Las autoridades tuvieron que aislar a 60 familias porque se cree que puede estar infectado la mitad del pueblo.
La foto que ilustra esta nota sorprendió a los investigadores. Luego de revisar el contenido de uno de sus teléfonos, las autoridades decidieron devolvérselo para poder tener contacto con él y consultarle sobre posibles contactos estrechos. Le solicitaron que lo use lo estrictamente necesario, sin embargo en las últimas horas lo utilizó para sacarse selfies que compartió con familiares y amigos.