El consumo de alcohol en los menores es cada vez más preocupante. Tanto como una mirada benevolente de una parte de la sociedad que, en algunos casos mira para otro lado, y en otros indirectamente lo alienta. La Dra. Patricia Tarruela, actual Directora de la Asistencia Pública, levanta la voz y pide que el tema se debata.
“Estos temas nos conciernen a todos y ni hablar en una ciudad como la nuestra pero hay que tomar el toro por las astas”, reclama la médica que se jubiló trabajando en la Terapia Intensiva del Hospital San Antonio. “Estuve 26 años en Terapia y esta preocupación viene desde que yo arranqué, uno de los temas fueron los accidentes de motos. En muchas oportunidades hablamos de la importancia de llevar casco, cosa que no se respeta en absoluto en esta ciudad…acá llegó a haber una marcha contra el uso del casco…lo que indica un índice de ‘brutez’ total porque está demostrado que el casco protege la cabeza”.
Por supuesto que ya no lleva la estadística porque se jubiló, pero hasta ese momento, contó que el “90% de los traumatismos de cráneo que ingresaban por accidente de moto era porque no llevaban casco. Los adolescentes se mataban por no llevar casco. ¿Qué pasa con los adultos? La moto es el regalo de mamá, papá o la abuelita. ¿Con qué grado de responsabilidad? Ninguna. Todavía me acuerdo una abuela golpeándose la cabeza contra la pared en el pasillo de la terapia porque ella le había comprado la moto al nieto, lo que le costó la vida en un accidente. Pero al mes le estaba comprando la moto a otro nieto…estas cosas te hacen preguntar qué nos pasa como sociedad. Recién crucé una mamá con un chico en una moto. Van con el bebé de costado que no tiene protección de ningún tipo. Me genera violencia esto”.
Para Tarruela no se trata de hacer lo que uno quiere. “Hay leyes y si no nos podemos adoptar estamos en un problema como sociedad. Es muy triste verlo. Los norteamericanos harían el análisis el costo de lo que implica para la salud pública que es terrible. Una colega mía me contaba lo que salía una plaquita, un clavo endomedular, la gente no tiene ni idea. Toda esa plata que se usa para los accidentes es descomunal. Pacientes sin obra social. Un clavo vale 160.000 pesos. Eso hay que gastar en una patología que se puede prevenir. Ni hablar de las internaciones. Conclusión: se quitan recursos para otra cosa. Y sin contar las secuelas que quedan muchas veces. Pasa que a veces algunos pacientes con más ‘notables’ entonces trascienden, otros quedan en el anonimato. Pero hay mucha gente que ha quedado con secuelas graves”.
Tarruela recordó que alguna vez propuso poner pasacalles con la leyenda…”si no usás casco la terapia intensiva te espera…”Me dijeron que era muy violento, pero más violento es recibir a los pacientes destruídos o muertos. Creo que hay que hablar desde chicos”, agrega.
También su rol de madre, apunta que “también tengo hijos grandes pero en su momento tuve que poner límites en la adolescencia. No es fácil, porque es más sencillo decir sí. Me tomaron un poco de loca con lo del alcohol, porque esto ahora creo es una moda. ¿Y si generamos la moda del no alcohol? Cuando mi hija mayor cumplió 15 años el dije que no habría alcohol porque son todos menores de edad. En esa época estaba en la terapia y veía lo que pasaba en las fiestas de 15. Yo recibía en la guardia niñas de 15 años en coma alcohólico. Salvo que trajeran un permiso, no se servía alcohol. Si le doy alcohol me tengo que hacer responsable, por eso me pregunto qué pasa con los papás? Conclusión: me decían que no iba a ir nadie a la fiesta si no había alcohol. Y vinieron todos, se divirtieron. Pero la verdad que si a los 15 años no podés divertirte sin tomar alcohol estamos en problemas”.
Para Tarruela “hoy debe haber muchos chicos con problemas de gastritis y hepáticos, porque toman cualquier cosa. ¿Cuántos negocios están cerrados por venderlo alcohol a menores? ¿Y las multas? Poné multas, hacé responsable a alguien. Menor de edad con auto va el papá en cana, no el nene. Es que no estamos preparando a estos chicos para el mundo real, que no tienen límites de ningún tipo. Claro, después nos asustamos de lo que pasó en Gesell…eso dura como una semana, y desaparece. Cuando la muerte de Micaela, fue fuerte porque Gualeguay no estaba acostumbrada a estas noticias, muchos papás se preguntaban por qué dejaban volver solas a las chicas. Pero duró una semana la preocupación. Por supuesto que no es divertido levantarse a la madrugada para buscarlas, pero Gualeguay está grande, hay distintas rutas de acceso. A estos temas hay que charlarlos y preparar a nuestros hijos para la vida de adultos. Hay límites y reglamentos, sino no van a poder conseguir ni trabajo”.
