Gualeguay tiene ese no sé qué, lo sabemos. No para de generar artistas de todas las expresiones y todo el tiempo reafirma su capitanía cultural. Mauricio Echegaray es parte de eso, ya que un cortometraje de su autoría participará por segunda vez en el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos.
Los pájaros y los días, el cortometraje que presentará en el FICER en octubre próximo, integrará la competencia oficial de la segunda edición del Festival. Tras un intenso trabajo para llegar a tiempo de participar, Mauricio Echegaray (40) se muestra tan orgulloso como expectante.
Si bien eligió estudiar sonido por su afición a la música y a la guitarra, siempre le gustó la fotografía y el video, que empezó a hacer por hobby en el entorno familiar y que con el tiempo se convirtió en su principal ingreso económico. “En ese tiempo era empleado de comercio, así que en los ratos libres hice algunos cursos y videos y me empezó a gustar, pero recién hace cinco años Chango Ibarra, que presentaba su primer disco, me convocó para que haga los videos. En esa gira por los bares hice un cortometraje, Serenata por los bares de Gualeguay, que ganó un concurso entrerriano y ahí fue que me di cuenta que se podían hacer estas cosas y sin plata”.
“Después surgieron un montón de laburos en colaboración, con Juan Martín Caraballo hicimos cosas para las escuelas a partir de un taller de cajones que él daba y también con Fabricio Castañeda, que siempre tiene proyectos de nuevos discos y yo hago el trabajo audiovisual”, reseña.
Más adelante llegó Basureros, una producción de 45 minutos que tuvo un gran impacto en las redes sociales. “Hasta el día de hoy la gente me habla de eso, estuvo bueno y fue más personal, porque las cosas que hice con Chango fueron más en conjunto. Se proyectó tres o cuatro veces y tengo idea de volver a proyectarlo”.
-¿Qué buscabas mostrar con ese trabajo?
-Había diferentes ejes para Basureros, que surgió como un trabajo para un concurso audiovisual por el Día del Trabajador que no llegué a presentar, así que quedaron los crudos unos meses guardados hasta que decidí terminarlo. Uno de los ejes era lo políticamente correcto, que no estoy muy de acuerdo, esto de cambiar cómo los nombrás y en vez de basureros les decís recolectores de residuos cuando en verdad no estás cambiando nada, porque siguen trabajando de alpargatas y bajo la lluvia. Por eso el nombre Basureros. Otro eje era mostrar cosas que por ahí no vemos, la basura y cómo la tratamos.
“Ese trabajo —continúa— me llevó nueve meses, estuvo bueno, pero fue cansador. Con los pibes re bien, incluso con el camionero hablamos hasta hace poco, quedamos amigos, de los otros dos chicos sé que uno sigue trabajando y me lo cruzo bastante seguido y con el otro perdimos el contacto, pero tengo buena relación con los tres”.
-¿Cómo fue el momento en que les propusiste participar?
-Cuando los encaré fue muy gracioso, porque eran los que pasaban por casa, así que salí una noche, los paré, les dije que necesitaba hablar con ellos y pensaron que era un reclamo. Cuando les comenté que era una propuesta me miraron raro y me dijeron que hablara con el chofer. Después arrancaron de una y estaban sorprendidos de que alguien quisiera contar lo que hacen.
Luego de Basureros, la labor audiovisual de Mauricio no cesó. “Seguí trabajando mucho más, con Fabricio que sacó un par de discos y además hice la película Una noche de carnaval, que muestra lo que transcurre una noche en el corso gualeyo. Esa película lo que tiene de particular es que es más larga, dura una hora y es la primera vez, por lo menos que yo sepa, que se pasó en un cine comercial, ya que se estrenó en el Altos del Gualeguay”, relata, al tiempo que reconoce que “no tuvo la repercusión que yo esperaba, porque tuvo mucha más repercusión por las redes que la película en sí. Se estrenó comercialmente, vino gente del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) a verla, pero fue raro, así que ahora está guardada”.
Los pájaros y los días, la última producción de Echegaray, es su primera ficción. “No es una historia lineal con una narración clásica, sino que más bien es una alegoría de la libertad creativa y de las trabas que se imponen o se autoimponen. Casi todos los textos son extractos de dos o tres poemas y hay unos textos míos, no hay diálogos, aunque sí monólogos”.
Para este cortometraje, “tuve el placer de trabajar con gente muy grosa. Con Daniel González Rebolledo, que para mí está en otro nivel, ahora haciendo la última función en Paraná de un musical que escribió hace 10 años sobre (Francisco) Ramírez. Él hizo la presentación de Basureros y ahí ya quedó una relación, así que tuve la suerte de que me acompañe en este proyecto como actor y hasta me prestó (su chacra) Finisterre para que filmáramos algunas cosas. Él estaba preparando la presentación de Ramírez, pero no tuvo drama en venir un fin de semana a grabar su monólogo”.
Además contó con la colaboración del cineasta y comunicador social Pablo Feuillade. “Con él habíamos hablado de presentar un par de proyectos y me preguntó por qué no presentaba un corto en el FICER. Le dije que no tenía nada hecho y que el año pasado ya había mostrado el único que tenía, que era Serenata. Me insistió para hacerlo cuando faltaban dos meses y finalmente hice algo que tenía en la cabeza desde hace mucho, un sueño bastante recurrente que lo dice en el corto, que tiene una duración de 10 minutos”.
“Otra de las grosas que participa y que me dio una gran mano es Nora Cosso, porque hay una parte que está filmada en el Teatro, pero también me ayudó prestándome a los actores de la Joven Compañía del Teatro Italia, Salvador Henry, Leroy Díaz, Benjamín Machado, Ariel Zapata y Milagros Guelman”, destaca el productor.
-¿Qué expectativas tenés con esta participación en el FICER?
-Cuando gané con Serenata pensé que iba a llegar más apoyo, pero te das cuenta que no, que tenés que hacerlo vos. En los títulos finales de la película del carnaval decía algo así como que por lo pronto vamos a seguir haciendo películas y contando historias, cueste lo que cueste, con presupuesto cero y a pulmón. Además de la ayuda de mucha gente, porque nombré a dos o tres, pero es un montón de gente involucrada, como los papás de los actores, Fernando Sturzenegger, Gustavo Correa, amigos que les gusta hacer este tipo de cosas.
“Conseguir apoyo del Estado es muy difícil, especialmente del municipal, porque siempre se toma como que es el vecino de la vuelta y cómo puede ser que esté haciendo una película que salga en el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos”, lamenta.
-Sin presupuesto ¿Es tu trabajo en sociales lo que te permite desarrollar lo otro?
-Sí, ya hace 12 años que puedo vivir de ese trabajo, que está buenísimo, es bastante apasionante y es parecido a esto. Incluso el training que se necesita para hacer documentales me lo dio el trabajarlo tanto tiempo con la cámara en sociales, porque hay momentos que no podés perder, como cuando entra la quinceañera o los novios, tiene que salir bien y no se puede repetir.
“Los pájaros y los días” quedó en la selección oficial de la competencia del FICER, que se desarrollará entre los días 15 y 19 de octubre próximos. “Esta es la segunda edición y es la segunda vez que se presentan trabajos míos representando a Gualeguay”, señala orgulloso el vecino de la vuelta que hace cine y participa en un festival internacional, uno de los artistas que cruzamos cada día cuando caminamos las calles de la ciudad, porque Gualeguay tiene ese no sé qué y nos regala esa magia.