Se identificó por primera vez en 2009, en un paciente japonés. Desde entonces hubo casos en distintos continentes, entre los que destacan países como Corea del Sur, Sudáfrica, Kuwait y la India.
Un hongo llamado Candida auris se está esparciendo por todo el mundo. Afecta a pacientes que con largas estadías en hospitales, en especial en las unidades de cuidados intensivos, y es difícil de erradicar porque es resistente a la mayoría de los medicamentos. Hasta el momento no hubo reportes en Argentina, aunque sí en otros países de la región.
Se identificó por primera vez en 2009, en un paciente japonés. Desde entonces hubo casos en distintos continentes, entre los que destacan países como Corea del Sur, Sudáfrica, Kuwait y la India. En octubre de 2016, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud emitieron un alerta «ante los primeros brotes en América Latina» porque hubo casos en Venezuela, Colombia y Estados Unidos.
Se instaló en Nueva York (309 casos confirmados), Illinois (144) y Nueva Jersey (104). Por eso, a fines de marzo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos emitieron un comunicado donde alertan que este hongo «presenta una seria amenaza para la salud global».
En ese informe, los CDC publicaron también un mapa con la situación mundial. Argentina figura en blanco, lo que significa que no hubo casos reportados hasta febrero del 2019.
Consultada por Clarín, Constanza Taverna, del departamento de Micología del Instituto Dr. Carlos G. Malbrán, confirma que «hasta el momento no hubo reportes de ningún caso» en nuestro país. Ante la consulta de si es capaz de instalarse, responde que «podría llegar a cualquier lado».
«En noviembre de 2016 comenzó la alerta por medio de la OPS/OMS. Nosotros también sacamos un comunicado alertando a todos los laboratorios, porque tenemos una red de laboratorios, y también salió publicado en la Asociación Argentina de Microbiología», sigue Taverna. En ese texto explicaron cómo identificar la candida auris y cómo manejarse ante estos casos.
«Lo que nosotros tenemos es la capacidad diagnóstica de poder detectarlo. Y por eso preparamos a los laboratorios, para que sepan cómo accionar en caso de recibir una cepa. Damos cursos de capacitación y estamos todo el tiempo comunicados con todos los laboratorios», agrega la experta.
Respecto a cómo se da la transmisión, Taverna destaca que «no es un virus», sino que se los llama «patógenos oportunistas». Y agrega: «En general afecta a pacientes con inmunocompromiso, pacientes que llevan muchos días de hospitalización, que llevan muchos días con antibióticos, que tienen catéteres».
Ante la consulta de si podría traerlo una persona que se infecta en otro país y después viaja a la Argentina, responde que «sí, persiste en los cuerpos», aunque repite que «no es un virus» y que se da en un contexto hospitalario. Además, explica que «ahora como está todo el alerta, normalmente no le dan de alta al paciente hasta que no le sacan determinadas muestras y se determina que no la tenga más en el cuerpo».
Por su parte, el doctor Eduardo López, infectólogo del hospital de niños Ricardo Gutiérrez, comenta a Clarín: «Nosotros en el hospital, que tenemos una población importante de inmunosuprimidos, no tenemos casos de Candida auris. Pero eso no descarta que en un futuro aparezca».
Ante la consulta de si estos hongos pueden ser traídos por personas que viajan o migran, responde que «sí, estos hongos están distribuidos en el medio ambiente y los puede portar eventualmente alguna persona, pero para que afecte tienen que ser pacientes habitualmente internados, inmunosuprimidos o con tratamientos que bajan las defensas». Y subraya: «a un individuo normal no le va a agarrar».
«Hay una alerta a nivel nacional que es sobre gérmenes multiresistentes, y ahí están incluidos tantos bacterias como hongos. No nos olvidemos que en los últimos años aumentó la resistencia a los antifúngicos de varios hongos. Lo mismo pasó con antibióticos para varias bacterias. Son los que se llaman hongos y bacterias intrahospitalarias», sigue López.
Respecto a los métodos de prevención, señala que hay que manejarse con lavado de manos frecuentemente, usar guantes y camisolín para el manejo de los enfermos, sobre todo los inmunosuprimidos, que son los que están más afectados. También son factores de riesgo para adquirir hongos los procedimientos como la colocación de catéteres, las sondas vesicales, y las válvulas de derivación.