Tras la decisión judicial que dispusiera la prisión domiciliaria a algunos de los implicados en la denominada causa de los “contratos truchos” de la legislatura entrerriana, desde la agrupación política expresaron “el más absoluto repudio a la medida que ensombrece a nuestra Justicia”
Luego de la decisión judicial del pasado 24 de diciembre que dispuso otorgar el beneficio de la prisión domiciliaria a algunos de los implicados en causa de los “contratos truchos” de la legislatura entrerriana, entre ellos, a Juan Pablo Aguilera, cuñado del exgobernador Sergio Urribarri, desde el partido Nuevo Espacio de Gualeguaychú expresaron “el más absoluto repudio a la medida que ensombrece una vez más a nuestra Justicia”, criticaron.
En la nochebuena pasada salieron de prisión no sólo Aguilera, sino también el ex administrador del Senado, Gustavo Pérez; Ariel Faure, Flavia Beckman, Hugo Mena, Esteban Scialocomo y Alfredo Bilbao, todos procesados por la causa de los “contratos truchos” en la que se desviaron alrededor de dos mil millones de pesos.
“Las razones esgrimidas para el dictado de la prisión domiciliaria de los imputados es una tomada de pelo a todos los entrerrianos. Aquí se observa una clara injerencia del poder político que operó para este disparate judicial. Y precisamente, estas cuestiones que tienen directa vinculación con las mafias que siguen operando en la órbita del Estado, son las que nos hacen estar cada día más en veredas opuestas. Lo que ha sucedido es de una gravedad institucional y política enorme, pero pareciera que muchos no se han dado por enterados. En este sentido, sería sano conocer que piensa el intendente Piaggio o el gobernador Bordet al respecto, hasta ahora ciegos, sordos y mudos sobre este papelón”, indicó el titular del partido, Francisco Álvarez.
En tanto, Luis Leissa explicó que “para que la gente entienda: a través de este mecanismo utilizado por esta verdadera mafia política, se le robó a todos los entrerrianos alrededor de dos mil millones de pesos, que es lo equivalente a los fondos para terminar el Hospital Bicentenario y 15 escuelas. Todo eso se robaron. Y la Justicia, interpretó que esos señores de parentesco ilustre debían cortar el pan dulce en sus casas, porque parece que robarle al Estado es un delito menor que hurtar una bicicleta”, destacó.
“Todo este tipo de acciones, contrarias al sentido común, terminan siendo un boomerang contra las instituciones, afectan la credibilidad, el involucramiento, la participación de los jóvenes de bien, ya que observan que los mismos de siempre se sirven del Estado, lo corrompen y nuca pasa nada. El único antídoto contra ese atropello está en el poder de la gente. Ojalá lo entiendan, lo usen y se empiecen a manifestar en consecuencia. Cada hecho de este tipo es una puñalada más a la democracia”, agregó Leissa.
Para Álvarez, “los problemas de nuestro sistema político no deben centrarse en lo nuevo contra lo viejo. Ahí no está el camino. El eje está en el tipo de prácticas políticas, porque hoy vemos políticos con largos recorridos que son ejemplo de integridad y jóvenes dirigentes que con tal de asomarse al escenario avalan a los corruptos y a la corrupción como mecanismo. No todo puede dar lo mismo. No queda resquicio alguno para hacerse el distraído: o se está del lado de los corruptos o en contra de ellos”, finalizó.