La vida es una toma de decisiones constante, y decidir no siempre es fácil. Implica elegir una alternativa y renunciar a otra u otras de antemano, sin saber cómo podrían resultar.
Porque no existe forma de adelantarse para ver cómo nos iría de haber optado por otro camino. Entonces elegimos, emprendemos un rumbo y en esa elección se transforma la realidad y nos transformamos nosotros mismos.
Hace un poco más de 3 años, los argentinos juntos elegimos cambiar. Sabíamos que no sería fácil, que veníamos de muchas décadas de patear los problemas para adelante y de malgastar lo que teníamos sin importar quién tendría que pagar las consecuencias de ese derroche. Pero también sabíamos que teníamos que hacerlo si queríamos cuidar nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Muchas veces decimos que los argentinos elegimos el camino más difícil, pero no creo que sea así. Difícil hubiera sido encontrarnos, en unos años, con fábricas sin energía para producir, familias resignadas a pasar semanas enteras sin luz en verano, góndolas vacías de mercaderías, dirigentes corruptos preocupados por su propio bolsillo, jueces que fallan según sus propios intereses y periodistas perseguidos por dar su opinión. Difícil hubiera sido seguir teniendo trenes y rutas devastadas, calles y autopistas sin hacer y puertos tomados por las mafias. Difícil hubiera sido repetir siempre la misma historia y no haber hecho de una vez por todas lo que teníamos que hacer.
Creo que los argentinos elegimos el camino más extenso: el del esfuerzo, la verdad, el largo plazo, la construcción conjunta. Estamos afrontando la enorme tarea de dar vuelta 70 años de vivir buscando el atajo.
Y cambiar esa tendencia es un desafío gigante. Tiene obstáculos, detractores, días malos y días buenos. Porque es de verdad. Porque significa cambiar la manera en la que siempre se hicieron las cosas. Es intentar poner luz donde siempre hubo oscuridad. Es debatir lo que nunca se debatió. Es enfrentar mafias que hace décadas nadie se animó a enfrentar. Es buscar la transparencia en cada cosa que hacemos. Es impulsar en serio el federalismo. Es decir la verdad y no lo que el otro quiere escuchar. Es respetar al que piensa distinto. Es rendir cuentas. Es asumir que somos responsables de nuestras acciones. Es aceptar los errores y corregirlos. Es no ser demagogos, proponiendo soluciones mágicas. Es no tener como máximo objetivo perpetuarse en el poder. Es terminar con los privilegios y los acomodos. Es querer que a todos los argentinos les vaya bien y no sólo a unos pocos.
Juntos estamos haciendo, de una vez por todas, lo que siempre tuvimos que hacer en nuestro país y nunca nadie hizo.
En cada sector del Estado, en cada institución, en la Justicia, en el ámbito privado y en la propia sociedad se fueron arraigando esas conductas que hace tres años juntos estamos trabajando en revertir. Y, en esta tarea, decir la verdad es primordial, empezando por los dirigentes y las instituciones. Por eso estamos construyendo un Estado que rinde cuentas y combate la corrupción en una lucha constante, porque la impunidad se está acabando en la Argentina. Todos tienen que ir frente a la Justicia y rendir cuentas, desde la familia del Presidente hasta todos los que están en el poder, y no sólo de la política: también el empresariado, el sindicalismo, los jueces, todos. Nadie puede tener privilegios que signifiquen pasar por encima de otros.
Pero sabemos que no basta con decir la verdad. Los argentinos queremos tener oportunidades, queremos crecer y sentir que nuestro esfuerzo vale. Queremos vivir en un país sin privilegios, donde se recompensa al que hace las cosas bien. Por eso estamos trabajando para que queden definitivamente atrás todas las limitaciones que no dejaban crecer a los argentinos con energía emprendedora; esos argentinos que quieren contratar gente y generar actividad económica y que antes se topaban con gobiernos que se lo hacían imposible. Todo esto está cambiando porque estamos obsesionados con simplificarles los trámites y facilitarles la vida para que, desde el más chico al más grande, puedan llevar adelante su proyecto y exportar. Porque un emprendedor que crece es sinónimo de proyectos que se cumplen, y eso se transforma en más y mejor empleo para más argentinos. Ese es el objetivo.
Pasamos de un Estado que nos puso en la lista de las economías más cerradas del mundo, a un Estado que entiende que una integración inteligente al mundo es fundamental para el desarrollo de su gente. Lo vivimos de cerca en la Cumbre del G20: en las 17 reuniones bilaterales que mantuve con los líderes más influyentes de la gobernanza mundial, todos manifestaron su apoyo y, especialmente, las ganas de participar de manera activa en el camino de desarrollo que emprendimos como sociedad.
Los argentinos queremos también vivir en paz, sentirnos cuidados en una Argentina donde no haya lugar para bandas mafiosas. Por eso seguimos avanzando en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado como nunca antes, tirando abajo bunkers e incautando cantidades récord de drogas que no llegaron a las manos de nuestros chicos.
La Argentina somos todos y la hacemos entre todos. Y en este sentido, el rol de la mujer está tomando el lugar protagónico que necesitamos como sociedad. Casi dos millones de personas vieron, solo en el canal digital del Senado, el debate por la interrupción voluntaria del embarazo. Por primera vez en nuestra historia estamos discutiendo cosas que dábamos por sentado ante una sociedad que está cambiando y que exige una conversación seria permanentemente.
Éstos son algunos de los pasos que dimos a lo largo de este año, a pesar de un contexto complejo como pocas veces nos tocó vivir: la peor sequía en los últimos 50 años, la devaluación, la inflación y el aumento de la pobreza que habíamos empezado a reducir. Pero no nos resignamos ni optamos por tomar el atajo, esa vía fácil por la que tantas veces nos llevaron en el pasado. Los argentinos elegimos mirar la realidad a la cara, de frente, porque sabemos que sólo así podemos enfrentar nuestros problemas: reconociéndolos, escuchándonos y trabajando juntos para resolverlos. Y, algo fundamental, respetando la libertad de todos: los periodistas, los jueces, los legisladores y cada uno de los argentinos. Como siempre debiera haber sido, pero, como sabemos, no siempre lo fue.
De eso se trata este cambio, de transitar este camino que elegimos. Un camino que, más allá de las dificultades, sabemos que es el indicado. Porque estamos haciendo las transformaciones que nunca se hicieron para lograr lo que nunca se logró en nuestro país. Y lo estamos haciendo juntos, como lo vamos a estar mañana en cada rincón de cada provincia cuando pensemos en todo lo que logramos este año y en lo que viene.
Si la vida es una toma de decisiones constante, uno es todo eso que elige: lo que piensa, lo que hace, lo que ama, lo que sueña. Y nadie elige dónde nacer, pero estoy seguro de que todos estamos orgullosos de haber nacido en Argentina y la elegimos todos los días. Sigamos eligiéndola. Sigamos cuidándola entre todos. Feliz 2019 y ¡vamos Argentina!