«Se tiró abajo todo lo que se habló de gatillo fácil», dijo el jefe de Policía. Confirmó que los uniformados que estuvieron detenidos 36 horas por la muerte de un joven en barrio Capibá volverán a trabajar con algunas restricciones.
El jefe de la Policía de Entre Ríos, Gustavo Maslein, celebró la liberación del sargento Diego Ibalo de 39 años y el agente Rodrigo Molina de 29 años, quienes habían sido detenidos por la muerte de Gabriel Guzmán en barrio Capibá de Paraná
«Se tiró abajo todo lo que se habló de gatillo fácil. Me llena de orgullo que me hayan pedido volver a trabajar a la patrulla», señaló el funcionario, quien confirmó que los mismos volverán a trabajar en el mismo lugar que tenían, más allá de las restricciones de uso de arma por 20 días y acercamiento a la familia del fallecido.
El funcionario resaltó la gran cantidad de uniformados que se concentraron anoche en inmediaciones de Tribunales para recibir a los policías cuando fueron liberados. «Somos una gran familia. Cuando pasan estas cosas somos muy unidos», expresó.
«La Policía hizo lo que tenía que hacer», afirmó respecto al accionar en barrio Capibá.
Cuestionó que hayan existido «diversas opiniones que juzgaban a la Policía» y señaló que «pusimos todo a disposición» para que el caso se esclarezca.
«Nos dolió mucho. Quedó acreditado que fue una legítima defensa, porque estuvo en peligro la vida» de los policías, expresó Maslein, quien aseveró que «el arma del fallecido tenía tres vainas percutadas, mientras que uno de nuestros efectivos efectuó dos disparos».
Enseguida recalcó: «No son delincuentes, son funcionarios policiales que trabajaban por las armonía de un barrio».
Cuestionó la determinación judicial de haberlos trasladado hasta la alcaidía: «Los teníamos alojados en la comisaría y tuvieron que ser trasladados a la Alcaidía. Esto nos duele, porque estaban arriesgando su vida, trabajando por un sueldo y protegiendo a la gente de buen vivir del lugar», expresó en radio La Voz.