Desde hace dos meses se aplica un nuevo sistema que tiene el aval de los bloques parlamentarios y del gremio con el cual se detectaron 200 «ñoquis».
El Congreso nacional comenzó a controlar el presentismo de su personal para detectar eventuales «ñoquis», esto es, empleados que cobran a fin de mes su sueldo sin concurrir a trabajar.
En la Cámara de Diputados, el sistema se instrumentó hace dos meses y ya arrojó los primeros resultados: se descubrieron casi 200 «ñoquis» y otras 700 irregularidades.
El control de presentismo se aplica por medio de un sistema biométrico de identificación de la huella dactilar, tanto en el ingreso como en la salida del personal, y contempla la planta permanente y la transitoria. En la Cámara de Diputados se instrumentó el 1° de noviembre pasado; en el Senado arrancó el 1° del mes último, al igual que en la Biblioteca del Congreso, la imprenta y en la sede de la obra social.
Con el sistema de control de presentismo, las actuales autoridades pretenden efectuar una primera poda de personal; este año se complementará con retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas.
En la Cámara de Diputados, el control de presentismo detectó 190 personas que no fueron nunca a trabajar en los dos últimos meses; a 160 ya se les inició el trámite de cesantía, mientras que las otras 30 decidieron cortar por lo sano y presentaron su renuncia.
«Desde 2015 realizamos 13 auditorías en distintos rubros. No había información unívoca en cuanto a los recursos humanos y no se controlaba el presentismo. Empezamos a controlarlo con planilla papel hasta noviembre del año pasado cuando estuvo listo el sistema biométrico con huella dactilar», explicó Florencia Romano, secretaria administrativa de la Cámara de Diputados.
«Me sorprendió la cantidad de gente que apareció cuando comenzamos a controlar el presentismo. Los estacionamientos estaban colapsados, los bares llenos, había colas para ingresar y apareció gente que no habíamos visto nunca», agregó la secretaria de la Cámara de Diputados de la Nación.
«Algo que nos llamó la atención es que el 30% de los empleados de la Cámara de Diputados no terminó la secundaria (unos 1.700 de 5.589 empleados). Mucha gente no sabía ni usar una computadora. Fue todo un desafío reubicarlos y capacitarlos. Hay muchas áreas operativas donde la experiencia vuelve a estas personas valiosas», añadió Romano.