Tras del último remate realizado en el predio de La Rural, los datos indican que el sector vacuno recupera algo del terreno que perdió por al avance desenfrenado de la agricultura sojera.
Uno de los termómetros que marcan el presente de la ganadería son, sin duda, los remates. Y luego del último efectuado en el predio de la Rural, el consignatario y martillero Sebastián Duarte destacó que “se normalizaron los valores, y que en este caso se notó que algunas categorías se están poniendo acorde al precio del gordo, mientras que otras, como en el caso de la vaca, están más solicitadas, como suele ocurrir a fin de cada año, pero con valores que no se estaban dando.
“El ternero se comercializó alrededor de los $42 el kilo, en tanto que la hembra osciló entre los $39 y los $40 el kilo, precios que hace dos meses eran mayores”, destacó.
“Los feedlot no están comprando mucho debido a que estamos ingresando al verano con temperaturas altas y no se repone demasiado, ya que se hace difícil trabajar, en esta época del año, con este sistema de engorde intensivo”, explicó.
Esto marca que poco a poco, establecimientos que habían sido descuidados en cuanto a instalaciones ganaderas, alambradas, corrales, mangas, molinos y bebederos, se estén recuperando y poblando los lotes con hacienda vacuna.
Con el boom de la soja, en los campos bajos se pagaba entre cinco y seis kilos por el arrendamiento del campo, valores que hacían inviable el negocio ganadero, teniendo en cuenta la serie de gastos que demanda. En cambio hoy, los valores, en esos mismos campos, están en los tres kilos, un valor más razonable teniendo en cuenta los riesgos que conlleva tener hacienda en campos que pueden ser afectados por una creciente: “Si hacemos la cuenta, la vaca le está ganando a la soja”, concluyó
Cierre de temporada
A modo de balance, Duarte definió este año como atípico, con crecientes fenómeno que obligaron a los ruralistas de campos bajos o anegables a vender o malvender su rodeo; inclusive muchos vientres, que en circunstancias normales no se deberían haber comercializado. Después vino una muy buena zafra de terneros, y en los últimos meses la gente se inclinó por los vientres.
“En los bajos, después de las última crecientes, quedaron campos vacíos, y aquellos que los tenían como inversión no están retornando con hacienda, sí lo está haciendo el productor chico, el que tiene vacas, porque tienen su superficie en los campos bajos, donde lo único que se puede hacer es ganadería”, puntualizó.
Además, acotó que se retorna con más cantidad que calidad de hacienda por los valores existentes en el mercado, y comentó que el novillo de exportación, junto a la vaca, son los que más demanda tienen en este momento.