Toda la atención mediática estuvo puesta ayer por la mañana en la posible declaración de Gustavo Rivas, pero el acusado literalmente no pronunció palabra. Su abogado, Raúl Jurado, explicó que su defendido se abstuvo porque la Fiscalía no quiso revelar la identidad de las personas que lo acusan.
Mudo y provocativo. Así decidió Rivas enfrentar a los micrófonos que lo esperaron antes de su ingreso a los Tribunales y en la salida hacia su domicilio, situado a solo dos cuadras. Solo se escuchó el sonido “Mmmm” de su boca cerrada que tiene prohibido abrir por recomendación de su abogado, provocando la reacción de los periodistas que asombrados no podían entender la actitud que adoptó un hombre acusado de un delito muy grave.
El que sí habló fue Raúl Jurado, que explicó que Gustavo Rivas no declaró porque “la Fiscalía no quiere revelar la identidad de las personas que lo acusan”, y cuando se le indicó que públicamente se conocía el nombre y el relato de uno de ellos, respondió: “Lo de Martín Daneri es un bolazo tras otro”.
“Me molesta como hombre de Derecho que se investiguen delitos que la acción está extinguida. Me hablan de hechos ocurridos en el 2007, le voy a hacer una sola pregunta para que ustedes razonen: si hoy voy y mato a un menor a los 12 años prescribe. Si el mayor de los valores de bienes jurídicos tutelados, la vida, puede prescribir cómo no van a prescribir los otros”, alegó el defensor.
Y agregó: “La pobre legisladora Kunath (Sigrid) que se mató sacando la ley Piazza, no sé para qué coño se mataron todos los legisladores. Desde ahora, en los delitos en cuestiones sexuales contra menores la prescripción empieza a correr desde el día que se cumple la mayoría de edad. No sé para qué hicieron todo eso si después la Justicia entrerriana dice que no prescribe”.
Rivas ingresó cinco minutos después de las 8 a los Tribunales y en la oficina del coordinador de Fiscales, Lisandro Beherán, se le leyeron las acusaciones en su contra y se le exhibió la prueba recolectada. Luego fue llevado a una audiencia con el Juez de Garantías Mario Figueroa en donde le informaron sobre las medidas de coerción y poco después de las 11 abandonó el edificio.
En el trayecto desde Tribunales hasta la Jefatura de Policía no abrió la boca y adoptó la misma postura que a su llegada. En ese lugar fue llevado a la sección de identificaciones para terminar con el trámite de rigor para cada uno de los imputados, donde se solicita al Registro Nacional de Reincidencia los antecedentes de las personas.
En ningún momento existió la posibilidad de que Rivas quedara detenido porque nunca amenazó con entorpecer la investigación. Siempre estuvo a derecho, se mostró predispuesto a colaborar con la investigación durante el allanamiento, se presentó cuando se lo citó y tampoco habría peligro de fuga, por lo cual nunca violó el riesgo procesal como para que se solicite una medida preventiva.
Desde la Jefatura Departamental caminó hasta su domicilio en calle Mitre, cruzando Urquiza, custodiado por la Policía del asedio periodístico. Fue imputado de haber promovido la corrupción y la prostitución y según su abogado abarca desde el 2007 hasta el 2011.