Los debates tendrán lugar en el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay. Las audiencias se extenderán los días 23, 24, 25 y 28 de agosto. El cura Juan Diego Escobar Gaviria estará sentado en el banquillo de los acusados a partir del próximo 22 de agosto.
Ese día, a las 9 de la mañana, se iniciará el juicio en su contra por cuatro denuncias por pedofilia. Será juzgado por un tribunal que componen los jueces María Angélica Pivas, Darío Crespo y Javier Cadenas. Los defensores del sacerdote presentarán diez testigos en las audiencias, entre ellos el cura párroco de Oro Verde, Alfredo Nicola. Juan Diego Escobar Gaviria está suspendido por la Iglesia desde el 31 de marzo de 2016.
El sacerdote fue párroco de San Lucas Evangelista, de Lucas González, departamento Nogoyá, entre 2005 y finales de octubre de 2016 cuando fue suspendido por la Iglesia tras el inicio de la investigación judicial. Desde entonces, está alejado de la vida pública eclesiástica y tiene prohibido oficiar misas.
Desde el 21 de abril está encarcelado en la Unidad Penal de Victoria, y en esa situación seguirá al menos hasta el próximo 28 de agosto. Escobar Gaviria tiene cuatro denuncias por abuso –tres casos de corrupción agravada– uno de abuso sexual agravados todos por la condición de sacerdote del abusador.
“Es todo falso”
La investigación se inició el 28 de octubre de 2016. Ese día se presentaron ante el defensor oficial Oscar Rossi la madre general de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, Marta Jacob, y la monja Marta Carrizo, superiora del Colegio Castro Barros San José, de Lucas González, quienes relataron el primer caso de abuso del cura Escobar Gaviria a un nene que entonces asistía a sexto grado de la escuela primaria, y que contó su testimonio a la maestra Araceli Varliero. Se lo contó dos días antes, el miércoles 26.
–Seño, ¿mi mamá habló con vos?
–Sí.
–Yo te quiero contar algo.
La maestra relató ante los fiscales Federico Uriburu y Rodrigo Molina, de la Unidad Fiscal de Nogoyá, lo que el chico le reveló aquella vez: “Te quiero contar lo que hacía el padre Juan Diego conmigo. Él me llamaba y me llevaba a su habitación, cerraba la puerta, me hacía acostar en la cama y me manoseaba”.
Después de la presentación judicial de las dos religiosas, el lunes 31 de octubre la Iglesia de Paraná hizo conocer que había abierto una investigación eclesiástica sobre Escobar Gaviria, que desde ese momento estaba suspendido para ejercer funciones pastorales en público y que se le había ordenado dejar Lucas González.
“Apenas se conocieron dichas versiones, el pasado 27 de octubre, el arzobispo dio indicaciones para que den inicio las investigaciones preliminares, según lo expresa el Código de Derecho Canónico en el canon Nº 1717, reguladas por las normas de Gravioribus Delictis”, informó entonces la curia. Y agregó: “Como medida cautelar, el sacerdote involucrado, fue separado en esa fecha de la atención pastoral de la comunidad y se le ha impedido el ejercicio público del ministerio, según lo determina el Derecho Canónico, hasta que el proceso investigatorio culmine”.
Desde entonces, Escobar Gaviria se mantuvo silente. Se escudó detrás de sus abogados defensores, Milton Ramón Urrutia y Juan Pablo Temón, y evitó toda declaración respecto de los cargos en su contra.
Pero el 26 de mayo rompió el silencio. Fue en los Tribunales de Gualeguay, ante al juez de Garantías, Esteban Santiago Elal.
Dijo que todas las acusaciones en su contra no tienen asidero en hechos concretos que pudieran haber sucedido y que lo tengan como protagonista. “Es todo falso”, le dijo al juez Elal. Por cuatro denuncias, ya está imputado y procesado como responsable de tres hechos de corrupción agravada, un hecho de abuso sexual agravado.
El juez lo escuchó y después resolvió rechazar el planteo de sus defensores: ordenó que el cura seguiría en prisión hasta que la sentencia en su contra quede firme. El 7 de julio, en Casación, esa resolución fue parcialmente modificada: Escobar Gaviria seguirá en prisión hasta que concluya el juicio en Gualeguay.
Diez testigos
La defensa de Escobar Gaviria, a cargo de los abogados Milton Ramón Urrutia, Juan Pablo Temón y María Alejandra Pérez, presentó una lista de 10 testigos. Se destaca entre ellos el cura párroco de Oro Verde, Alfredo Nicola, que fue el primero que lo alojó cuando debió abandonar Lucas González, en los primeros días del mes de noviembre de 2016.
También están entre los testigos de la defensa del sacerdote acusado de pedofilia el hijo del actual intendente de Lucas González, Luis Hanemann, el abogado Leandro Hanemann.
A ellos, se suman las siguientes personas: Lorena Vanina Lalanda, secretaria de la parroquia San Lucas Evangelista, de Lucas González, donde estuvo destinado Escobar Gaviria entre 2015 y octubre de 2016, el lugar que se presume fue escenario de los abusos a menores; Gabriela Dalila Delgado, personal de limpieza del templo parroquial; María Luciana Gaztelumendi, tesorera de la Parroquia San Lucas Evangelista, y una de las laderas del cura Escobar Gaviria. Otro tesorero del templo, César Ricardo Rodríguez, también ha sido citado como testigo por la defensa.
También, Ángela Jesús Enrique; Lucrecia Gladys Begnis Folguera; la psicóloga María Paula Barbagelata, de Paraná, citada “para que deponga sobre las pericias y/o entrevista practicadas conforme su ciencia en la materia”. También la psicóloga Imelda Villa, “para que deponga sobre las pericias y/o entrevista practicadas conforme su ciencia en la materia”.
El 26 de abril, cuando se presentó el pedido de elevación de la causa a juicio, los fiscales Federico Uriburu y Rodrigo Molina calificaron los delitos que se le endilgan a Escobar Gaviria como “corrupción de menores agravada por la condición de guardador (tres hechos) y abuso sexual simple agravado (un hecho)” y sostuvieron que conforme la investigación penal preparatoria, “existen elementos suficientes para sostener que los hechos enrostrados al imputado, tuvieron lugar en las circunstancias de tiempo, modo y lugar consignadas en las diversas imputaciones y que la autoría material y responsable del mismo se corresponde con el accionar del incurso Escobar Gaviria”.
Y conforme a ese razonamiento pidieron la aplicación de una pena de 25 años de prisión.
En prisión
El cura Juan Diego Escobar Gaviria es el único de los tres miembros del clero paranaense involucrados en una causa penal por pedofilia que terminó en un calabozo.
Ni Justo José Ilarraz –con un proceso abierto desde 2012–, hoy residente en Tucumán; ni Marcelino Moya, con dos denuncias en su contra por abusos, y afincado en María Grande, han atravesado el sinsabor de ir a parar a una cárcel. Pero Escobar Gaviria está en una cárcel desde el 21 de abril.
La privación de la libertad del sacerdote no ha generado ningún impacto en la cúpula eclesiástica: el arzobispo Juan Alberto Puiggari lo visitó una sola vez, al inicio del proceso, y después nunca más, según contó el titular de la Unidad Penal de Victoria, José Osuna.
El 7 de julio último, la Cámara de Casación Penal rechazó el recurso de apelación presentado por los abogados defensores del cura. El tribunal, compuesto por los jueces Marcela Davite, Marcela Badano y Hugo Perotti, resolvió “no hacer lugar al recurso de casación interpuesto por los doctores Milton Urrutia y Juan Pablo Temón –con el patrocinio letrado de la doctora Alejandra Pérez– contra la sentencia del Tribunal de Juicios y Apelaciones de la ciudad de Gualeguay”.
De ese modo, confirmó la sentencia de ese tribunal dictado el 26 de mayo último, aunque en forma parcial. Escobar Gaviria estará tras las rejas hasta que la Justicia de Gualeguay dicte sentencia en el juicio que se iniciará el 22 de agosto próximo. La resolución de Elal había dispuesto dejarlo en prisión hasta que la sentencia quede firme. Fuente: El Diario