Después de 9 años de haber llegado a Gualeguay, el Padre Pedro Brassesco abandonará la ciudad y se dirigirá a Ibicuy, su nuevo destino. Durante una charla con este medio, el sacerdote contó detalles de su nuevo destino y los motivos de su ida. Y agradeció especialmente a Gualeguay por estos años.
“Llegué a Gualeguay en el 2008 como Diácono, en marzo y en noviembre fui ordenado sacerdote. Desde entonces estoy en Gualeguay. El año que viene llegaba a los 10 años”, rememora Brassesco. “Ha sido algo bastante conversado, incluso puede decir que yo me ofrecí ante el Obispo Zordán. Sucede que en Ibicuy hay una realidad concreta y es que la Parroquia desde agosto del año pasado está sin cura fijo, estable. Es atendida los fines de semana por un cura que va desde Gualeguaychú. Y es la única Parroquia en todo el pueblo. Este esquema original el año pasado estaba un poco más estable pero es dificultoso. En mayo en la Asamblea de Obispos me lo encontré al Padre Crettaz y les dije que estaba disponible, que no tenía problemas. Son tres días en Buenos Aires y cuatro en Gualeguay, haría lo mismo pero en Ibicuy. Cuando asumió Monseñor Zordán le reiteré mi disponibilidad porque tenía este problema que tenía que resolver de entrada”.
El Padre Brassesco rescató que “será rápido porque estaré asumiendo el 1 de julio. Voy a seguir de lunes a miércoles en la Conferencia y el resto de la semana en Ibicuy. Es una ciudad pequeña, se pueden concentrar las actividad y sobre todo asegurar las misas de los fines de semana. Además la Parroquia tiene un colegio muy grande. Funciona muy bien así que acompañaré administrando los sacramentos y celebrando las eucaristías”. El sacerdote admitió el problema de la escasez. “En algunos lugares es más fácil de solucionar con un cura a cargo de dos parroquias, pero igual genera inconvenientes. En este caso es más difícil por la distancia, porque Ibicuy está más alejada. Es necesario que haya un cura los fines de semana, esa es la idea y el motivo de mi traslado. Para mí fueron muy inspiradoras unas palabras del Papa Francisco cuando dijo que el verdadero guía de una comunidad sabe irse bien. Los sacerdotes tenemos que saber ir, cuando hacerlo. Somos personas libres, sin compromiso, que no debemos apropiarnos del rebaño. No somos el centro de la historia ni los dueños de la comunidad. Hay que servir donde haya más necesidades, más allá que a uno le cuesta alejarse de un lugar donde tiene tantos amigos. Pero las comunidades cuando hay cambio de sacerdotes también se enriquecen”.
El Padre Brassesco contó que “no podía ser egoísta de decir estoy cómodo acá, porque de hecho lo estoy, con este esquema de viajes inclusivo que me resulta fácil.
Pero no puedo anteponer mi comodidad a las necesidades de la iglesia. Por eso nos ordenamos”.
¿Qué aprendí de Gualeguay?
“Todo, llegué de Diácono y aprendí a ser sacerdote. Es lo que la misma gente me fue enseñando. Estudié siete años pero no salís sabiendo como es el pastoreo de una comunidad. Siempre traté de ser muy conciente que cuando llega a una comunidad debe insertarse en su historia, con sus luces y sombras. Y que uno la debe guiar a partir de sus necesidades concretas. Siempre he tratado de animar, de guiar, caminando con la gente y respetando su idiosincrasia”.
¿Cómo es Gualeguay como comunidad?
“Es una comunidad con una profunda fe más allá que muchas veces no lo manifiesta. Quizás si ves las procesiones o las misas pueden pensar lo contrario. Pero si recorrés las casas, hablás con la gente se descubre una profunda fe y una gran respeto por la iglesia y los sacerdotes, incluso por gente que no comparte la fe. Y eso es una riqueza. Pero la fe está en los extremos de la vida. Hay una gran cantidad de bautismos, en relación a la cantidad de nacimientos. Y al final, cerca de la muerte. Siempre se llama a un sacerdote. Ahí sí la fe está presente.
Después veo una sociedad muy solidaria pero que a veces le cuesta organizarse. Y perdurar en el tiempo, y aparecen las divisiones y las peleas que debilitan la organización. En general lo que hay que tratar de impulsar es la aparición de líderes que puedan trabajar en comunidad”.
“Sólo el Papa sabe por qué no viene”
A fin de año se renuevan los mandatos en la Conferencia Episcopal y dependerá de los obispos si Brassesco continúa en la Secretaria. ¿Por qué no viene el Papa a la Argentina? “La verdad que no lo sé. Y creo que nadie lo sabe. El no ha dado ningún motivo, ni siquiera a los Obispos. Creo que sólo él lo sabe. Entiendo que puede haber muchas especulaciones pero nunca le ha dicho a ningún Obispo los motivos. Por supuesto que le han pedido que venga pero privilegia otros destinos”.