El dirigente del ascenso fue consagrado en la asamblea ordinaria realizada en el predio de Ezeiza; hubo tres votos en blanco.
El día llegó. Eran las 13.25 cuando Claudio Tapia arribó al predio de Ezeiza y con el pulgar derecho levantado marcó el comienzo de una jornada que lo convirtió en el nuevo presidente de la Asociación del Fútbol Argentino por los próximo cuatro años (su candidatura, en lista única, recibió 40 votos positivos y tres en blanco). El «Comandante» encara desde ayer varios desafíos en uno: gestionar una institución que en 2016 perdió dinero después de muchos años, encarrilar el complicado presente deportivo del seleccionado nacional y designar, en un escenario de divisiones políticas en el fútbol nacional, a sus colaboradores más cercanos.
Pasaron 973 días de la muerte de Julio Grondona -incluidos 251 de administración por parte del Comité de Regularización- hasta que la AFA volvió a tener un presidente electo. Máximo referente del grupo Ascenso Unido, Tapia tendrá como primera asignatura fortalecer la confianza dentro de la alianza interna que lo llevó al poder y generar empatía en un mundo del fútbol que mirará con lupa sus primeras medidas.
La primera de ellas será nombrar a sus colaboradores más próximos. Allí, en su mesa chica, el sanjuanino Tapia tendrá a Daniel Angelici (presidente de Boca) y Hugo Moyano (titular de Independiente), al santiagueño Pablo Toviggino (presidente del Consejo Federal y flamante director general ejecutivo, un cargo rentado) y a Guillermo Raed (directivo de Mitre, de Santiago del Estero, y nuevo vicepresidente tercero de la AFA). A simple vista, parece una coalición entre clubes grandes y el interior.
Este escenario generó en la antesala de la asunción un recelo de los integrantes históricos de Ascenso Unido, que esperan que en este reparto de cargos haya una recomposición frente a lo que entienden un desequilibrio en favor de los aliados de la primera A y los del interior.
En lo económico, y para torcer una historia reciente que complicó el reinicio de los torneos, la AFA de Tapia tendrá como gran ayuda el nuevo contrato de televisión con Fox y Turner, que a los 305 millones de pesos de la rescisión del vínculo con el Estado por Fútbol para Todos, recibidos a principios de febrero, añadirá 2826 millones, de los cuales 1200 corresponden a la llave y 1626 a los primeros seis meses de vigencia (agosto-diciembre de 2017). «Éste será un año rico», dijo un dirigente que está al tanto de los números de la AFA.
Para el próximo semestre también estará en discusión la reestructuración de los torneos, con un debate central sobre la cantidad de descensos en la primera A: las empresas que poseerán los derechos de televisación ya dejaron en claro que un campeonato de 30 equipos es muy difícil de comercializar. Además, está en discusión un nuevo formato para la primera B Nacional, en el que habría dos zonas, y la reforma de todos los certámenes organizados por el Consejo Federal.
En el presente deportivo, luego de la derrota en La Paz y la suspensión a Lionel Messi por cuatro partidos, la nueva administración también tendrá que coordinar el recurso ante el Comité de Apelaciones de la FIFA y luego ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para reducir la pena. Además, serán revisados todos los contratos firmados por el Comité de Regularización, entre los cuales se encuentra el del DT Edgardo Bauza, con quien se reunirán mañana o pasado mañana.
Con las decisiones que tome Tapia como presidente de la AFA en los próximos días se comenzará a resolver el principal interrogante que rodea a su asunción: ¿detentará el hombre de Barracas Central el poder real del fútbol argentino? ¿Gobernará con autonomía o deberá dar explicaciones a sus aliados políticos cada vez que tome una determinación? Son preguntas que tendrán respuesta solamente cuando Tapia empiece a desandar su camino al frente de la AFA. La asunción de ayer fue, apenas, el mojón inicial de un camino cubierto de retos.