Falleció un hombre en Florida y confundieron identidades.
Cada día, don Cono Millán se levanta y recorre varias cuadras por las calles de Florida para llevarle el desayuno a su bisnieto. Tiene 90 años y una vitalidad envidiable.
Jubilado de la banda municipal de Florida y los frigoríficos, vive solo, toca el piano, poda árboles, anda en bicicleta y ayuda a cuidar a sus amigos que están pasando por un mal momento de salud.
El lunes pasado cumplió con su rutina matinal y tuvo tiempo para visitar a un amigo enfermo. Luego salió a hacer mandados como todos los días.
A eso de las 15:30 horas, un hombre mayor estaba comprando manzanas en un puesto de Antonio María Fernández y Barreiro, en pleno centro de Florida. De pronto, cayó al suelo. La encargada del comercio intentó auxiliarlo y no pudo. De inmediato llamó al 911. Vino la Policía y más tarde apareció una ambulancia, pero ya no se pudo hacer nada.
Alejandro Ruiz, un periodista de CW 33 que vive cerca de la casa de Millán y trabaja al lado de la verdulería, vio el cadáver y creyó estar viendo a su vecino. Más tarde, apareció una nieta de Millán quien, en medio de las lágrimas, también supuso que el que estaba tirado en el suelo era su abuelo.
Esperaron unas dos horas a que llegara el forense, según dijeron testigos. Mientras tanto, la familia comenzó a realizar los trámites correspondientes para realizar el velorio y el sepelio. Para ello fueron a buscar los documentos para dárselos a la empresa fúnebre. En la casa quedó Pablo, el marido de una nieta.
Entre tanto, la otra nieta de Millán salía desesperada desde Minas, lugar al que había ido a visitar a la virgen del Verdún junto a su marido.
Sin habla.
En medio del duelo, Pablo sintió la voz de su abuelo político. Creyó delirar.
«Alcanzame la llave del portón, me dejaron afuera. ¿Para qué trancaron la reja?», pidió la voz que se creía extinguida para siempre. Pablo no podía hablar.
Abrió el portón, lo miró bien y cuando recobró el habla, su nieto político atinó a decirle: «A vos te están velando, abuelo». Todavía incrédulo, Pablo le dio un gran abrazo. Don Cono no entendía lo que pasaba. En ese momento aparecieron sus nietas, que no podían creer lo que veían. Otra vez volvieron a llorar, esta vez de alegría. Las mujeres tienen lágrima fácil.
«Yo soy ateo, no creo en nada de esas cosas y no entendía lo que pasaba», dijo Pablo a El País. Después la noticia llegaría a la radio. El programa matinal «Exitorama» entrevistó a Millán y a una de sus nietas.
El hombre contó su versión de los hechos. «Cuando el esposo de mi nieta me vio se quedó sin habla. Todos lloraban y yo pedía la llave de mi casa porque me dejaron afuera, se habían ido a la empresa fúnebre a hacer los trámites para velarme», narró Millán a la emisora local.
«En septiembre voy a cumplir 91 años, estoy agradecido con el que me mandó al mundo. Quiero vivir muchos años más», afirmó Millán a los medios de la ciudad de Florida.
Una de sus nietas aseguró a El País que su abuelo se compró un celular con el que le saca fotos a todo. «Va al médico a sacarse selfies con el doctor», afirmó la nieta entre risas.
Fallecido.
Al parecer, el fallecido era en realidad un ex funcionario bancario de 85 años, muy parecido físicamente a Millán, según aseguraron a El País testigos presenciales del episodio. El conductor del programa, Exitorama, Ruben Mario del Castillo, explicó a El País que si bien todavía no se había iniciado el velatorio, ya había una empresa fúnebre haciéndose cargo de la situación, como sucede en estos casos.
Cuando se confirmó que Cono Millán estaba vivo, el cuerpo del fallecido fue trasladado, puesto que tenía la cobertura fúnebre contratada en otra firma.
Fuente elpais.com.uy