Arián Napolitano, el Panadero, el hincha de Boca que causó la eliminación del Xeneize en la Copa Libertadores y una dura sanción de la Conmebol, habló a ocho meses del bochorno. «Puedo ir a un cine, a un bar, y no pasa nada», dijo
Napolitano, dueño de dos panaderias en Valentín Alsina, le aseguró al periodista Gustavo Grabia que «ya pasó lo peor» y aceptó la charla para recordar aquella noche de Superclásico que dio la vuelta al mundo.
«Ya nadie me insulta, ya puedo caminar tranquilo por la calle, el hincha entendió que lo último que quise hacer fue perjudicar a Boca. Los primeros meses fueron duros. Pero después ya me tomaron para la joda. Sólo me queda pasarme la vida pidiendo perdón y que el hincha me lo acepte», explicó a Olé.
Y sigue con su relato: «Veía que nos íbamos a quedar afuera de nuevo contra River, se me salió la cadena y se me ocurrió tirar el gas. Jamás imaginé lo que iba a pasar, sólo quería atemorizarlos, meterles presión. Estoy arrepentido pero no puedo hacer nada para volver atrás: sé que le hice un daño grande a Boca».
«Más allá de lo que diga la Justicia, yo ya estoy pagando mi culpa, porque me arruiné la vida», explica el Panadero, aunque el periodista reporta que no vive camuflado ni mucho menos. Se levanta a las 4 de la mañana, amasa, hornea, hace el reparto, visita proveedores, acompaña a su madre y esposa en los locales, saluda a sus vecinos, retira a su hija del colegio y aparenta una vida normal.
«Puedo ir a un cine, a un bar, y no pasa nada. Ustedes me trataron como a un delincuente pero muchos hinchas se ponen en mi lugar y ven a un tipo que por una pasión desmedida hacia Boca tiró todo por la borda en un minuto», continúa Napolitano.
Con 37 años y 25 de socio acompañando a Boca, asegura que el domingo se convirtió en el día más difícil de la mayoría de sus semanas: «Me quiero morir. Más que nada cuando jugamos de local, porque todos mis amigos van a la cancha y yo tengo que verlo por tele. Aunque no me entra en la cabeza no volver a pisar La Bombonera».
«Yo quiero hablar con Angelici, explicarle que no fue nada político, que revea mi expulsión. Sé que tengo una mancha jodida, difícil de sacar, pero también sé que me van a perdonar y algún día voy a volver a la cancha», relató.
Su causa aún no fue elevada a juicio oral, hoy se encuentra parada en la Justicia y el Panadero aprovechó los últimos minutos de cinta para hablar sobre el famoso gas pimienta y su agresión a los jugadores de River cuando volvían al campo para disputar el segundo tiempo.
«Lo tenía siempre encima porque como salgo a laburar temprano y ya me habían choreado, lo usaba por defensa personal. Es más, una vez ya lo había usado en la Bombonera, contra un punga en un partido con Vélez. Pero sé que cualquier cosa que diga hoy no vale», conluyó.
Fuente: Elonce.com