Trabaja en hospitales bonaerenses ; Nuria Fernández Báez y la tarea del kinesiólogo intensivista durante la pandemia

 

Mucho se habla por estos días del trabajo del personal de las terapias intensivas. A una labor de por sí angustiante y agotadora, se suma la obligación de afrontar la pandemia con todos los cuidados necesarios para los pacientes y para los propios profesionales de la salud.

índice

Al interior de los equipos de las terapias se encuentran los kinesiólogos intensivistas, especialistas que deben cuidar de los pacientes con asistencia respiratoria mecánica. En esta edición, el relato de una gualeya que cumple con ese rol en dos hospitales bonaerenses.
Nuria Fernández Báez es kinesióloga intensivista, una especialidad de la kinesiología que empezó a conocerse como tal en la década del ’90, aunque su función comenzara varias décadas antes.
“En los años ‘50 dos pandemias de poliomielitis cobraron millones de víctimas en el mundo, por lo que surgió para la kinesiología el gran desafío de responder a las nuevas demandas asistenciales”, explica la profesional, al tiempo que agrega: “Comenzó, entonces, un admirable crecimiento de una rama de la profesión que hasta ese momento se resumía en maniobras aisladas de aplicación empírica: la kinesiología respiratoria. Profesionales ilustres comenzaron un trabajo de vanguardia en el Centro de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer, actualmente Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que dio comienzo a una era que marcó el nacimiento de una especialidad”.
En seguida, señala que fue en la década del ’90 que “un grupo de kinesiólogos referentes comenzaron a participar activamente en la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, formando el Capítulo de Kinesiología en el Paciente Crítico, denominado actualmente Kinesiología Intensivista”.

kinesio2-2
Para echar luz sobre la función del kinesiólogo intensivista, Fernández Báez da cuenta que “la ventilación mecánica es la técnica utilizada con mayor frecuencia en el tratamiento de los pacientes internados en las unidades de terapia intensiva y los equipos para su aplicación son cada vez más sofisticados, capaces de ofrecer grandes posibilidades y adaptarse a los pacientes más complejos. Esto que sin duda es una ventaja es, a la vez, un inconveniente y un peligro si los responsables de su manejo no conocen profundamente sus características”.
“La ventilación mecánica —continúa— resulta salvadora para muchos enfermos, pero, al mismo tiempo, una aplicación inadecuada puede no sólo ser lesiva, sino llegar a ser la causa de una evolución mortal de los pacientes. El buen manejo de estos equipos, las indicaciones para el inicio y el mantenimiento de la ventilación mecánica y los pasos correctos para su retiro lo antes posible es responsabilidad de los kinesiólogos intensivistas”.
En igual sentido, expone que “de esto se trata el rol del kinesiólogo intensivista en las unidades de cuidados críticos. Es crítico porque muchas veces los pacientes que ingresan a estas unidades son pacientes críticos y, por lo tanto, requieren de estos cuidados. Hoy, en las grandes ciudades, el kinesiólogo intensivista es un profesional fundamental. En resumen, el manejo de la vía aérea (VA) en el paciente crítico es casi exclusividad del kinesiólogo intensivista, siempre y cuando esté formado y con la experiencia suficiente en el área para manejar situaciones de emergencia”.
-¿Qué diferencia hay con los kinesiólogos de consultorio? ¿Hay una trayectoria académica para cumplir ese rol?
-Así como en la medicina existen especialidades, la kinesiología no escapa a esto. En la actualidad contamos con siete especialidades reconocidas por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación: intensivismo, psicomotricidad, osteopatía, reeducación postural global (RPG), estimulación temprana, rehabilitación neurológica y traumatología y ortopedia. La gran mayoría de las especialidades, descontando el intensivismo, se pueden desarrollar en consultorio ambulatorio y/o gimnasio de rehabilitación.
“Con respecto a lo académico, todas las especialidades tienen la misma duración en tiempo, la diferencia con el intensivismo es que al estar tan ligado a la medicina requiere de una permanente actualización, ya que existe más investigación al respecto”, indica.

índice

El trabajo en pandemia
Fernández Báez actualmente trabaja en el Hospital Interzonal General de Agudos Dr. Paroissien, en San Justo, partido de la Matanza, provincia de Buenos Aires, y en el Hospital Zonal General de Agudos Dr. Alberto Balestrini, nosocomios en los que su labor es de permanente contacto con la Covid-19.
-¿Cuál es la relación que tienen con este virus?
-Este coronavirus que vino a ‘invadirnos’ produce, entre otras manifestaciones, una inflamación importante a nivel pulmonar, similar a lo que conocemos como Síndrome de Distrés Respiratorio del Adulto (SDRA), que no es más que una insuficiencia respiratoria aguda que requiere que el paciente sea conectado a la ventilación mecánica (respirador), que como toda máquina produce otras complicaciones. Aquí es donde entramos en escena los kinesiólogos intensivistas.
“En este sentido, lo más importante es la capacidad de aerosolizar que tiene el virus, por lo que podríamos decir que no es tanto la manifestación respiratoria que produce, sino la capacidad de transmitirse que tiene”, destaca.
-¿Qué lectura hacen de la realidad los profesionales de la salud?
-Es indignante, dolorosa y sólo puedo resumirla en unas palabras que hace unos días publiqué en mis redes sociales para intentar, una vez más, que tomemos conciencia y me parece oportuno volver a transmitirlas: hace más de tres meses que hago lo mismo. Me levanto temprano, tomo el curso nuevo que hay de Sars-cov 2, me observo las manos, secas por cierto, me preparo para viajar, me pregunto si volveré a ver a mi vieja, a mis hermanos, demás familia y amigos.
“Cuando llego al ‘campo de batalla’ cuido cada detalle, que no se escape nada y, si estoy insegura, llamo a algún colega para que me dé una mano. Le pregunto si estoy bien para entrar y voy, me olvido del mundo, lo único que me interesa es salvar la vida y no es soberbia, es saber que cada conducta que tomás define si esa persona vive o no. Es terrible sentir que si tomás una conducta equivocada, esa persona muere. Eso es terriblemente angustiante”, expresa.
Para la profesional nada de lo que vivimos en tiempos de pandemia es sencillo, por lo que reflexiona sobre la falta de responsabilidad social frente a un virus altamente contagioso. “Es una cuestión de solidaridad, de empatía, de humanidad, de como quieran llamarlo. Lo único que pido como agente de salud es que no sean necios, tercos e irresponsables, estamos para cuidarte, así que por favor cuídate. Creo que esto resume y define cómo estamos viviendo los profesionales de la salud, porque esto va más allá de quien nos representa políticamente”.
“Tengo las manos partidas de tanto alcohol y demás desinfectantes, me duelen las orejas de tantas cosas que llevo en ellas, aunque por suerte se inventaron cosas para eso, la máscara que uso me produce dolor de cabeza, me angustia la gente que se muere y después veo que se dan el lujo de no usar barbijo y no mantener la distancia, por eso no quiero aplausos, quiero responsabilidad”, aboga.
-¿Qué opina de las medidas implementadas por el gobierno?
-En este momento creo que deberían ajustarse un poco más, porque todos somos hijos del rigor y veo, cada vez que vuelvo a la ciudad, gente que no toma conciencia y tampoco tiene empatía con el otro. Se imaginarán la situación en provincia de Buenos Aires y yo llego a Gualeguay y me encantaría poder compartir con mi familia y amigos, pero como soy consciente de lo que estamos viviendo, me quedo en casa. Repito: no quiero aplausos, quiero responsabilidad.

Un poco de historia
La kinesiología es una disciplina relativamente joven que se encuentra en una transformación permanente, construyendo su espacio dentro del equipo de salud. Desde su origen, el 13 de abril de 1937, ha ido adaptándose para dar respuesta a las demandas socio-profesionales que se presentaron en diferentes contextos históricos en la Argentina.
La profesión encontró los primeros esbozos de su ejercicio en el voluntariado que comenzaron a ejercer un grupo de enfermeras de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, como respuesta a la creciente demanda de cuidados a personas que sufrían diferentes grados de minusvalía y requerían atención profesional especializada para recuperar las funciones perdidas.

Fuente: Sociedad Argentina de Terapia Intensiva

Comentarios