Teatro virtual: Gastón Díaz se suma a la nueva modalidad con su obra Niebla

 

 

 

Pandemia, aislamiento, nuevas formas de comunicarnos y hasta de encontrarnos. En la búsqueda de caminos poco explorados, nacen propuestas que vienen a decirnos que empieza otra manera de relacionarnos.

 

El teatro tal como lo vivenciamos hasta el pasado marzo se diluye hasta el final de este confinamiento y comenzamos a imaginar que en el regreso a nuestra rutina persistan, para siempre, las posibilidades que nos dan las nuevas tecnologías.

Así como nos adaptamos a las clases virtuales y el trabajo en casa, disfrutar de una obra de teatro desde la comodidad de nuestra casa es posible, como lo es hacerlo en cualquier tiempo libre que tengamos y por costos muy accesibles.

FLYER con nombre y experiencia

Desde esta perspectiva fue que Gastón Díaz dio vida a Niebla. “Es un experimento que surge en la situación de pandemia y confinamiento que aún atravesamos. Si bien era un texto que existía previamente, fue adaptado y reescrito para este proyecto”, señala el autor y director teatral, al tiempo que destaca que “era inevitable que la obra se resignifique en este contexto”.

Sobre la historia narrada, revela que “un pueblito de montaña, La Cumbrecita, pasada por un tamiz medieval y fantasioso, es sitiado por una espesa niebla que aísla a los habitantes de la comuna y altera por completo su vida ordinaria. Al comenzar a ensayar, fue inevitable que esa niebla se convirtiera en metáfora de la pandemia y ese hallazgo colaboró en darle al texto, desde mi punto de vista, la vueltita que le faltaba para que cierren algunos cabos sueltos que quedaban por ahí”.

“La llegada de ese fenómeno natural —reseña— coincide con el arribo al pueblo de Mía, una actriz con aires de diva, que rápidamente es señalada de bruja por ser notoriamente diferente a los habitantes del lugar. Los sucesos extraños que comienzan a darse son atribuidos a su influencia y ella se convierte en el chivo expiatorio donde descargar la culpa, esa costumbre de las sociedades conservadoras de encontrar en lo diferente el origen de todos los males cuando, como en esta fábula, esa diferencia es lo que hace particular y atractiva a las personas”.

En seguida, Díaz da cuenta que “a su vez, la obra es una celebración de lo sagrado en el teatro, de su origen ligado a los poderes de unos dioses caprichosos y apasionados, como los humanos. Pienso que los actores son un poco chamanes, una especie de médiums que convocan una energía que está fuera de la esfera de lo intelectual, que está ligado al ofrecimiento del cuerpo en los sacrificios, al impulso animal que hemos civilizado para mantenernos tranquilos”.

 -¿Qué desafío planteó preparar una obra para un formato virtual?

-Encontrar ese efecto ritual que tiene el teatro, pero creo que lo conseguimos. El proyecto nació, aunque suene rimbombante, de la pasión, del deseo de actuar de los integrantes del grupo, de hacer teatro en las condiciones que sean. Así fue que ensayamos por Zoom durante tres meses, cada actor desde su casa, algunos estábamos en Gualeguay, otros en CABA, en San Fernando y en Corrientes, por lo que la pandemia nos volvió más federales que nunca.

En tal sentido, resalta: “Cuando decidimos que el formato de la obra sería sólo auditivo, encontramos que en el sonido podíamos acercarnos más a la tridimensionalidad del teatro presencial, atacando desde los oídos y la imaginación los otros sentidos”.

 

 

 

 -¿Cómo te sentiste al proyectar algo que no se mostrará en una sala con público presente?

-Hay algo de lo novedoso de la situación que es excitante y, por otro lado, ahora que ya estamos tan cerca del estreno, es extrañísimo darse cuenta que no vamos a estar todos juntos presencialmente en esa situación y que el brindis posterior será a través de una pantalla. En cuanto a la adrenalina y ansiedad que habitualmente generan los estrenos, es bastante parecido, todos los integrantes del proyecto estamos emocionados y con una sensación de urgencia por mostrar lo que fuimos amasando durante estos meses.

“Es espectacular coincidir de manera grupal en que llegamos a un muy buen resultado, compartir esa alegría es un orgullo y da mucha gratificación, ojalá que el público de Niebla disfrute tanto percibiéndola como disfrutamos nosotros todo el proceso”, confía Díaz, mientras reconoce que “hay melancolía y extrañamos el escenario, pero todo lo que aprendimos llevando a cabo este proyecto es inconmensurable. Fue un aprendizaje y un desafío constantes, reinventarse es un poco parte de nuestro oficio, y adaptarnos también. De todas maneras, yo mantengo alto el optimismo, porque creo que salva la mente y levanta las defensas, vamos a volver a los escenarios pronto, no tengo dudas”.

 -¿El encierro invita a escribir o cuesta más?

-El encierro es bueno para escribir, al menos en mi caso. Permite la concentración y la continuidad para desarrollar una obra. Un poco en broma al principio de la pandemia, cuando no estaba tan harto, pensaba que era como el retiro para escribir que uno nunca se toma el tiempo de hacer. Como desde hace ya bastantes años, seguí tomando mis clases de dramaturgia, este año por Zoom, y estoy en proceso de corrección de dos materiales nuevos, así que en ese sentido mi relación con la escritura está diría en un gran momento. También este año comencé a coordinar un taller de dramaturgia en forma virtual, que era algo que hacía mucho tiempo tenía ganas de hacer, y descubrí un oficio que me encanta. Acompañar el proceso de escritura de otros es fascinante porque escribir siempre es un acto personalísimo que necesita de una cantidad de amor y compromiso enormes.

 

Adaparse a la virtualidad

Para actores y actrices también es un reto el trabajo teatral virtual. Así lo manifiesta Candela González Tonón, parte del elenco de Niebla. “Creo que el teatro aún en este contexto se trata de un encuentro y de las posibilidades imaginativas y concretas que surgen desde ahí. Como por ahora la presencia está suspendida, creo que hay lugar para que tome más protagonismo el despliegue imaginativo o la ficción. El día a día en cuarentena resulta más monótono, aburrido o calculable, entonces al crear ficción, tanto como al consumirla, se vuelve más tentador salirse de lo cotidiano y previsible. Por eso creo que surgen tantos intentos de recuperar los ensayos o crear espectáculos nuevos adaptados a la virtualidad, como las funciones por streaming”.

“En el caso de Niebla, encaramos los encuentros por reuniones de Zoom. Al principio manteníamos las cámaras prendidas y hacíamos lecturas de la obra completa, poder ver el entorno íntimo de cada uno es muy emocionante y es de alguna manera mostrarnos más transparentes, pero fue apareciendo otra posibilidad más jugosa. Apagábamos las cámaras y con la voz íbamos probando que los personajes fueran muy alejados de nosotros como personas, aparecían voces más intrigantes y más artificiales. Entonces este pequeño pueblo de Niebla fue saliendo del papel y posándose en el juego constante con nuestras voces”, admite la actriz.

Y agrega: “No significa que no surgieran fallas técnicas o que el cotidiano no se cruzara en el camino, de hecho a veces necesitábamos cortar por unos momentos porque ladraba un perro vecino, tocaban el timbre o se quedaba sin batería alguno de nuestros dispositivos, pero volver cada vez a montarse en estos personajes era más fuerte. La ficción, durante estas horas de ensayo, le ganaba a la realidad”.

 -¿Esta obra está planificada para un formato presencial?

-Hace bastante tiempo fantaseábamos con montar la obra y pensábamos en vestuarios enormes, con capas, botas, tapados, pero llegado este punto Niebla ya tiene su lugar en lo sonoro, una identidad. La obra pide que el espectador cierre los ojos, escuche y que su cabeza haga el resto, eso habilita imaginarios tan amplios como variados.

“Además, acordábamos con Gastón que es un buen momento para cerrar los ojos, en el sentido de que el consumo de imágenes y pantallas es constante, más en este tiempo de cuarentena en que gran parte de nuestras actividades se adaptaron a los celulares y a las computadoras. También porque los espacios donde se tiene la posibilidad de imaginar mundos posibles parecen ser cada vez más acotados. Igualmente en el elenco añoramos abrazarnos y guardamos la ilusión de encontrarnos en un espacio común por primera vez y encarar los ensayos poniéndole el cuerpo”, expresa González Tonón.

 -¿Se viene una nueva forma de hacer teatro?

 –Es una pregunta muy difícil de responder. Creo que ya van apareciendo las maneras de arreglárnosla y actuar un poquito, corrernos de nuestro cuerpo cotidiano y dejar entrar la ficción a nuestras casas. Diría que ya existe un nuevo teatro o maneras de sostener ese teatro que conocíamos, aún en condiciones tan extrañas, aunque, desde mi punto de vista, no hay nada que pueda igualar las posibilidades del encuentro en un escenario. Todo lo que producimos ahora es nuevo, distinto, bastante incómodo por momentos, pero aun así lo hacemos y con mucho deseo y convicción.

“También son numerosas las funciones de obras filmadas y, si bien a mí particularmente me resulta algo un poco aburrido, me parece interesante la retrospectiva. Digo, es un buen momento para ver qué venimos haciendo, poder criticarlo o poder hacer una puesta en valor. En fin, en lugar de negar que este contexto nos afecta, nos modifica e intentar producir a ritmos exacerbados, poder tomar una actitud reflexiva y de revisión. Surge entonces, por ejemplo, la claridad en cuanto al nivel de precarización que tiene la cultura en general. Al volver, exigir condiciones de producción más cuidadas y mejor remuneradas seguramente será una de las cuentas pendientes”, concluye.

La preventa de Experiencia Niebla está disponible en Alternativa Teatral (www.alternativateatral.com.ar) y al abonar la entrada se accede a los cuatro episodios. El estreno es hoy y estará disponible hasta el 30 de diciembre. Los precios van desde 150 hasta mil pesos.

 

Experiencia Niebla

El proyecto reelabora, de alguna manera, el concepto de radioteatro. Es igual a este formato en el sentido de que la propuesta va a ser percibida auditivamente, pero se propone ir un paso más allá al tener la intención de convertir la simple escucha en una estimulación total de los sentidos.

-Autoría y dirección: Gastón Díaz.

-Intérpretes: Candela González Tonón, Agustina Sconochini, Luciano Crispi, Carolina Díaz, Juan Ignacio Piasentini y Tomás Buccella.

-Producción y realización sonora: Pablo Bronzini.

-Ilustraciones: Lisandro Ziperovich.

-Producción ejecutiva y prensa: Laura Alejandro.

-Duración de la obra: 65 minutos.

 

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