Realidades preocupantes ; Odontólogos, gimnasios y jardines maternales: actividades con restricciones y no exceptuadas

 

En el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio que hace más de dos meses dispuso el gobierno nacional, hay actividades que siguen viéndose afectadas. Algunas por las disposiciones con las que se han encontrado, como los odontólogos, y otros porque aún ven incierta la posibilidad de regresar al trabajo.

 

La pandemia y las obras sociales
El presidente del Círculo Odontológico de Gualeguay, Marcelo Almeida, explica cuál es la situación de la atención odontológica, al tiempo que se muestra preocupado por la falta de respuestas por parte de las obras sociales ante el nuevo escenario sanitario.
Tras dejar en claro que “en nuestra profesión nunca se suspendió la atención”, Almeida señala que “lo que hubo fue una disposición, una resolución del Ministerio de Salud de la Nación donde se dictaminó una serie de disposiciones para que pudiéramos atender, no toda la odontología, sino lo que el propio Ministerio clasificó como emergencias odontológicas”.

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“Dentro de esas disposiciones —continúa— estableció cómo debíamos reforzar en los consultorios las medidas de bioseguridad y además hizo una enumeración de 15 situaciones de odontología que consideraba como urgencia odontológica”.
En igual sentido, el profesional indica que “más adelante, el 2 de abril, el Ministerio de Salud publicó unas normativas para odontología y considera ahí al odontólogo como parte del servicio básico de salud, por lo que si uno lo ve con sentido común lo que se intentó en esa etapa fue descongestionar los hospitales, que la gente no concurriera masivamente. Visto desde ese punto, si los consultorios odontológicos se cerraban iba a ser contraproducente, porque los pacientes no iban a poder obtener atención particular e iban a ir al hospital”.
“El odontólogo está en la cúspide de la pirámide de grupos de riesgo, pero eso no significa que no está capacitado o haya tenido prohibida la atención de pacientes, todo lo contrario, porque además dentro de las disposiciones nosotros tenemos que implementar triajes. Con esa serie de cinco preguntas para poder detectar los posibles infectados, desde el punto de vista sanitario los consultorios particulares de odontología constituirían un primer anillo de detección de esos posibles pacientes infectados, al menos en la población que necesita atención odontológica”, revela.
-¿Cuáles fueron esas disposiciones de Salud de la Nación?
-Entre otras, evitar el instrumental que nosotros utilizamos que genera aerosoles, por ejemplo las turbinas, el micromotor y un aparatito que funciona a ultrasonido y que es para eliminar sarro. Todo eso lo prohíbe porque facilita la proliferación del virus. Además, cómo debían ser distanciados los turnos en cuanto al horario para lograr tener tiempo suficiente para airear los ambientes y descontaminar la sala de espera y los consultorios, mientras que a las salas de espera debemos tenerlas con la menor cantidad posible de objetos que puedan ser contaminables.
Sobre las prestaciones autorizadas, Almeida da cuenta que “en la primera etapa se enfocó a aquellas prestaciones que provocaban dolor, aunque las urgencias odontológicas son otras además de esas, la emergencia es cuando hay riesgo de vida y no se puede atender en consultorios. En la segunda etapa, que fue en abril, la que se conoció como ampliación de las prestaciones, enumera una serie de situaciones donde se podría atender al paciente y se incorporan algunas cuestiones más”.
-¿Este nuevo panorama incluye aumento en los costos?
-Los costos de los insumos odontológicos en su mayoría son valuados en dólares y han aumentado, pero además hay escasez, sobre todo de los insumos de bioseguridad, con las características que se necesitan, que sean camisolines impermeables, en el caso de atención de urgencia instrumental rotatorio, barbijo N-95 y un montón de materiales que se dificulta conseguir y cuando se consiguen los costos son exagerados.
-¿Cómo han respondido las obras sociales a esto?
-Lamentablemente muy pocas se han puesto a la altura de las circunstancias. Nosotros desde el Círculo Odontológico desde el primer día tratamos de comunicarnos con ellas para ver cómo íbamos a trabajar en esta situación de emergencia y la gran mayoría hizo silencio absoluto por más de 20 días y cuando retomaron el contacto interpretaron a su manera las disposiciones del Ministerio.
“A la fecha —agrega— hay varias que no han respondido a nuestros requerimientos y eso nos está dificultando mucho la atención de los afiliados de esas obras sociales, porque han cambiado las condiciones contractuales que nos estaban vinculando hasta antes de la emergencia y es necesario rever y replantear los términos para poder continuar. Eso hace que al no haber respuestas por parte de la obra social, porque no hay ni un sí ni un no, se nos complique atender a los afiliados de determinadas obras sociales”.
-¿Han vuelto los pacientes al consultorio o hay miedo?
-La situación de psicosis que se ha generado ha provocado cierto temor de los pacientes. Al principio ellos mismos anulaban los turnos, pero obviamente que la salud no espera y muchos tuvieron que acudir por urgencias por dolor. Después de a poco fueron interiorizándose en la realidad y empezaron a retomar la atención.
-¿Cuál es la problemática que más les preocupa en esta situación de emergencia?
-Sin dudas, el sistema de prestaciones de las obras sociales, que han demostrado que no están a la altura de las circunstancias. Si bien es una cuestión nueva, un panorama desconocido, no se han comportado como pretendíamos que se comportaran, porque perdieron de vista que en el medio de este conflicto de intereses mezquinos están los pacientes.
“Eso es muy preocupante —apunta—, porque en una situación de emergencia, en la que más se debería haber cuidado y reforzado la cobertura a los afiliados a mí me dio sensación de desamparo por parte de muchas de las obras sociales, incluso hasta el día de hoy que no hemos tenido respuestas”.
Finalmente, subraya que “los profesionales del Círculo Odontológico de Gualeguay estamos preparados desde el punto de vista profesional para este tipo de situaciones, el hecho de que no lo estén sus obras sociales no significa que nosotros no lo estemos”.

Una realidad preocupante
La situación de los jardines maternales y materno infantiles es difícil, con gastos por afrontar e ingresos que disminuyen notoriamente, ya que muchos de los niños que habían sido inscriptos al inicio del año han abandonado.
Así lo expresa Alejandra Garibotti, directora y propietaria del jardín de infantes NUS. “A nosotros nos afecta directamente, ya que somos instituciones privadas y solventamos gastos con la cuota mensual abonada por nuestros alumnos”.

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Y destaca: “Los jardines maternales y materno infantil NUS, Del Elefante, Pisapisuela, Osito picarón, Tru-la-la, Manitos traviesas, Bichitos, El mundo de los peques, Luz de luna, Barquito chiquito y Mi pequeño arco iris nos hemos unido para tratar de encontrar una pronta solución ante la situación que todos conocemos”.
Garibotti afirma luego que “si bien brindamos un servicio a la sociedad, nuestras instituciones forman parte del primer nivel del sistema educativo nacional, de acuerdo a las leyes Nacional N° 26.206 y Provincial de Educación N° 9.890. Somos los cimientos sobre los que se edificarán los aprendizajes futuros de todos los niños que asisten diariamente a nuestros jardines”.
-¿Cómo resuelven la cuestión alquiler, sueldos y servicios?
-Con respecto a solventar distintos gastos como alquiler, servicios y sueldos, somos jardines privados y dependemos netamente del ingreso de cada cuota. Si bien en un principio hubo reducción de cuotas, las familias se solidarizaron colaborando, pero a medida que ha pasado el tiempo se dieron de baja alumnos, lo que es entendible porque esta situación nos afecta a todos.
-¿Cuánto tiempo más pueden sostener esta situación?
-No sabemos cuánto más podremos sostener los jardines en pie. Es angustiante pensar en la realidad que nos toca vivir hoy, sabiendo que hay jardines con más de 30 años de trayectoria. Recientemente nos unimos a un grupo “Jardines Privados de la Provincia de Entre Ríos” con el objetivo de solicitarle una ayuda económica al gobernador. A este grupo nos sumamos los 11 jardines de Gualeguay y ahí compartimos opiniones, preocupaciones, experiencias e ideas, pero sobre todo la fe y la unión de salir adelante.
“Esta semana —informa— elevamos una carta al Presidente Municipal Federico Bogdan, haciéndole saber nuestras preocupaciones, ya que vemos en riesgo el futuro de nuestras instituciones.
-¿Es posible para ustedes realizar prácticas o clases virtuales?
-Nos tuvimos que adaptar a las nuevas modalidades de enseñanza y acompañamiento virtual. Si bien fue un desafío que nos tomó por sorpresa a todos, encontramos la forma con el equipo docente de organizarnos y no perder el contacto con nuestros alumnos, todo esto gracias a los padres que saben entender y apoyarnos.
A modo de reflexión, la propietaria del jardín NUS anhela que “que la educación salga reforzada de este drama que nos toca vivir a todos y que el regreso sea con la mochila cargada de ganas e ideas para mejorar la educación”.

Al borde del cierre
Muy similar es la realidad de los gimnasios, que ven incierto el futuro, mientras se acumulan las deudas por el cese de las actividades.
“La situación es muy complicada. Hace dos meses que no estamos trabajando, desde el 16 de marzo que tenemos los gimnasios cerrados por común acuerdo con los profesores de acá, y por lo visto a corto y mediano plazo hay menos posibilidades de abrir, así que es bastante complejo”, manifiesta Martín Di Pascua, profesor de Educación Física y propietario del gimnasio Torque.
En referencia a las erogaciones que deben afrontar aún sin ingresos, reconoce que “algunos servicios los hemos dado de baja. Los profesores tenemos un grupo de WhatsApp donde nos mantenemos al tanto, a nivel local y a nivel provincial, y desde donde decidimos dar de baja ciertos servicios como seguros, emergencias médicas, agua y demás, porque no los estamos utilizando”.
“Los alquileres —expone—, como los locales son grandes porque según la ordenanza necesitamos ciertos metros cuadrados, son bastante elevados, por lo que es uno de los gastos más difíciles de sobrellevar. Algunos profesores han decidido dividir la cartera de socios con sus empleados para que cada uno tenga gente para entrenar y generarles así algún tipo de ingreso”.

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-¿Han mantenido diálogo con el Municipio?
-Sí, hemos tenido reuniones con la viceintendenta y le planteamos nuestra situación, pero la respuesta es que mucho no pueden hacer y es entendible, porque el decreto nacional no permite que ninguna ciudad o provincia habilite la apertura de los gimnasios.
Más adelante, Di Pascua refiere que “con los profesores de las distintas actividades que se desarrollan en los gimnasios, crossfit, musculación, yoga, pilates, baile, estamos trabajando para presentar distintos protocolos de salud e higiene para presentar en el Municipio, con el objetivo de que ese pedido llegue al intendente y también a la Provincia, para buscar la flexibilidad del decreto nacional, porque a nivel local no se puede hacer mucho más”.
-¿En qué consiste ese protocolo?
-Tiene varias aristas. Con respecto al personal que va a trabajar en el gimnasio, tiene que tener los protocolos de distanciamiento e higiene, usar siempre los tapabocas, obligar a la persona a que utilice el alcohol en gel, que va a estar cada tantos metros cuadrados, y mantener el distanciamiento de los alumnos. Además las clases se van a dictar en horarios específicos, con el gimnasio cerrado durante media hora para higienizar el lugar, desinfectar los aparatos que se usan, los baños y los lugares de tránsito y uso común.
“Los socios —prosigue— tienen que limpiarse el calzado en la entrada, disponer de una declaración jurada por escrito de que no ha estado en las zonas de riesgo y que no se ha relacionado con personas que han estado contagiadas. También se va a poner un límite a la edad, porque se va a tratar de que las personas mayores de 60 años no concurran al gimnasio y en ese caso se puede seguir trabajando vía online”.
En seguida, puntualiza: “En cuanto al espacio, dividirlo de tres a cuatro metros por persona para que cada uno disponga de su lugar y la inscripción va a ser siempre online o vía mensaje, para que la gente no vaya a consultar al gimnasio. También evitar el uso de efectivo para el pago, tratar de trabajar más con tarjetas y un montón de cosas que están buenas, que se pueden adaptar acá, siempre tratando de trabajar con cierto cupo por hora, manteniendo el distanciamiento obligatorio”.
-¿Podrían cerrar si el protocolo no fuera aceptado?
-Hoy por hoy nos mantenemos en contacto con los profesores, vamos viendo por qué situación está pasando cada uno y ver cómo nos podemos ayudar. Uno de los últimos recursos que estamos barajando si no podemos volver a trabajar en el corto plazo es rescindir el contrato de los alquileres, sacar toda nuestra maquinaria y parar, porque si no va a ser una cuestión de endeudarnos y eso es lo que menos queremos, volver a trabajar solamente para pagar deudas. Además tenemos la contra de que no tenemos ninguna referencia de cuándo podemos llegar a volver, entonces lo nuestro es realmente incierto.
Al cierre, admite que “muchos gimnasios están alquilando materiales. En un principio decidimos no alquilar nada, por una cuestión de evitar esparcir elementos por la ciudad, pero cuando la cuarentena se empezó a flexibilizar algunos empezaron a hacerlo. En mi caso, no lo estoy haciendo, pero estoy barajando la posibilidad para tener un recurso más”.

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