Mitos y leyendas Duendes: la historia de los seres mágicos contada por quien los confecciona

 

 

Según la mitología, son criaturas fantásticas que se apoderan de los hogares, pero muchos los ven simpáticos y deciden tener más de uno en su casa. Hay muchas creencias en torno a los duendes y María José Leiva, una cordobesa que los confecciona en nuestra ciudad, nos cuenta sobre ellos.

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“De forma humanoide, pero de tamaño pequeño, están presentes en el folklore de muchas culturas. La etimología de su nombre proviene de la expresión dueño de casa, por el carácter de los duendes de apoderarse de los hogares y encantarlos,​ o bien del árabe duar de la casa, el que habita”, versa sobre ellos la información en la web, que destaca luego que a los duendes “se les suele otorgar un carácter travieso, infantil y noble, aunque también se les representa de una manera más sórdida y con mal carácter”.

 

Mito y leyenda

Mucho se ha hablado y escrito sobre ellos, hay quienes creen que cobran vida y otros solo disfrutan de verlos. Se confeccionan de los materiales más disímiles, aunque llevan ventaja los de porcelana y los de tela, estos últimos los más atractivos.

Independientemente de las creencias, es imposible negar lo cautivantes que resultan, para algunos simpáticos y para otros aterradores. La mayoría de los que se recrean son hombrecitos y aunque el verde de la buena suerte es el característico, los hay de todos los colores.

En la mitología se afirma que son criaturas solitarias que se dedican a la fabricación de zapatos, tienen una suerte notoria, son capaces de conceder deseos y regalar tesoros, pero también son conocidos por ser criaturas traviesas.

Las culturas antiguas de todo el mundo, incluyendo Irlanda, Grecia, Islandia, Filipinas, Hawai, Indonesia y las tribus indígenas de América del Norte, cuentan historias sobre gente pequeña, a menudo de naturaleza sobrenatural, conocida por su suerte y sus trucos. Los duendes son la representación irlandesa de estas personas.

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Hacer duendes

María José Leiva (41) creció en Córdoba capital y hace un tiempo el amor la trajo a Gualeguay, donde actualmente vive. Fue en nuestra ciudad donde decidió que podía armar su microemprendimiento, de la mano de lo que empezó como una terapia. “Trabajaba en atención al cliente y por el estrés el psicólogo me recomendó usar de las pelotitas que se aprietan, para descargar, pero en vez de eso elegí hacer duendes. Me ponía a coserlos o a modelarlos”, relata Majo sobre los inicios de su labor.

“Cuando me quedé sin trabajo —agrega—, venía de Córdoba, porque mi novio es de acá, y me quedaba dos o tres meses y hacía duendes. Un día él me dijo que me animara a venderlos, después vino una conocida y me animó a anotarme en la Feria (de la Economía Social), porque acá no se estaban viendo estos duendes y me largué”.

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 -¿Por qué duendes?

-Al principio no hacía duendes, hacía muñecos soft, pero cuando me decidí hice un seminario para aprender a hacer las facciones, la nariz sobre todo, aunque nunca me salen todos iguales. A veces me piden para souvenir y les explico que no me van a salir como de molde, que van a ser todos diferentes. Allá en Córdoba se ven mucho, pero generalmente son de porcelana y esos no me llaman mucho la atención, incluso compré material para hacerlos y no pude.

 -¿Se cuentan historias de duendes en tu provincia natal?

-En la zona del Cerro Uritorco hay muchas, lo mismo que en Capilla del Monte. Son lugares que te renuevan la energía, con muchas corrientes de agua que te tranquilizan. Además se ven muchas piedras energéticas.

 -¿Qué materiales se usan y cuánto se tarda en hacerlos?

-Se usa la tela de medias de nylon y para la ropa de todo tipo, a mí me ha regalado mi tía, que hacía disfraces y tenía muchos retazos. No tengo moldes, hago el cuerpo y la cabeza a ojo y las articulaciones son de alambre y están forradas. Para hacer uno demoro varios días y llevan mucho trabajo, por eso los valores rondan entre los 300 los chiquitos y los 1.200 los más grandes. Tardo incluso en elegirles la ropa y en ponerles detalles y accesorios. Busco las combinaciones, elijo cada cosa, algo de brillo y los maquillo también.

Majo, que los confecciona completamente artesanales, celebra que la mayoría de quienes los ven en la feria le resalten que sus duendes de tela “son mucho más tiernos que los de porcelana. Yo hago todo a mano, casi no uso la máquina de coser y la mayoría de los que hago son varones, porque las mujeres duende no llaman mucho la atención. También hago nórdicos, que se dice que son más tranquilos y a los que se les ve solamente la cabecita”.

Desde que eligió crearlos, Majo ha leído sobre ellos, aunque reconoce que no busca involucrase demasiado. “Me atrae la historia de los duendes, pero no soy fanática. Me gustan, disfruto de hacerlos y que me manden fotos quienes los adoptan”, expresa, mientras señala que aprendió acerca de los nombres y los significados de los colores. “Los naranjas y los verdes fluorescentes son para que atraigan energía positiva y el verde para la buena suerte, que suelo hacerlos con un trébol de cuatro hojas. Los nombres dependen de cada uno, es el que te llama la atención o se te ocurre primero”.

 -Hay una creencia respecto a que ellos te eligen, ¿de qué se trata?

-El primero que te llama la atención es el que tenés que llevar, porque se dice que con la mirada son ellos los que te eligen. Me pasó que tenía en la feria uno de los primeros que había hecho y lo llevaba para mostrarlo, fue un nene de seis o siete años y le pidió al papá que le compre ese, le dije que había otros más lindos, pero él no quiso y se lo terminé vendiendo. Ese es un ejemplo de esa creencia.

Tras mencionar que “la mayoría de los que compran ya tienen y cuando es la primera vez siguen comprando después”, Majo da cuenta que “hay gente que pasa por la feria, los mira y se vuelve. Se fijan en la mirada, le tocan la nariz, la mano y así lo van conociendo. Un chico de Santa Fe que vino a pasar un fin de semana largo vio uno que tenía un bolso morral, le llamó la atención y se lo llevó”.

 -¿Qué otras leyendas hay en torno a los duendes?

-Se dice que te ayudan mucho cuando les ponés plata, chocolates, agua, piedras energéticas, sahumerios. Son seres elementales de tierra, de bosque, y les gustan mucho esas cosas. Algunos dicen que hay duendes buenos y duendes malos, pero la mayoría son buenos y cuando me preguntan si te ayudan para la salud o para la buena suerte, les digo que uno los adopta, los quiere, les pone un nombre y les da sus intenciones. Creo que eso es lo mejor, lo otro sería vender humo.

También hay historias en torno a los duendes que Majo ha vendido desde que llegó a Gualeguay. “El otro día una mujer me contó que había tenido unos problemas con unos papeles que no encontraba, los habló a los duendes y a los tres o cuatro días los encontró. Además otra chica me dijo que cree que en su casa hay duendes porque hay cosas que desaparecen y entonces les pide que se las devuelvan o la ayuden a encontrarlas, porque ellos las esconden. Es una creencia de cada uno”, reseña.

Si bien a muchos les generan miedo o desconfianza, los duendes capturan la atención de grandes y chicos. Los de Majo pueden encontrarse en la Feria de la Economía Social de la Costanera los domingos de 14:00 a 18:00 horas. Allí estos seres mitológicos de colores brillantes pueden cautivarte o no, pero nunca pasarán desapercibidos. Leyenda, creencia, superstición, mito o nada de ello, esa es otra cuestión.

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