Se trata de Tina, una pequeña perrita de 3 años de edad. Fue localizada por sus dueños con el cuello quebrado y las orejas mutiladas. Además, en su cuerpo también tenía zonas peladas y lastimadas. La denuncia se sumó a la investigación por la muerte de la perrita despellejada y apuñalada 16 veces.
La violencia animal mantiene en vilo a toda la localidad de Larroque. El horror y la crueldad sobre los perros preocupan a los vecinos que sienten que el autor o la autora de estos crímenes puede actuar contra las personas.
“Cuando vimos el caso de Mariam, nuestra alma se paralizó y se detuvieron nuestros latidos. Transportándonos a aquella noche de agosto del 2016 dónde nos encontramos con la masacre de un «collar» de perritos, su mamá en la vigilia, un perro días sin comer ni beber, muerto en piel y huesos, en una habitación con paredes con signos realizados entre ellos con sangre”, recordó una vecina de Larroque sobre el primer caso de violencia animal.
Ahora, vuelven a registrarse estos crímenes. Días atrás conocimos el asesinato de Marian, una perrita que fue despellejada viva y además le propinaron 16 puñaladas realizadas con un elemento punzocortante.
Este nuevo hecho ocurrió ayer en el Polideportivo Municipal de Larroque. Tita, de apenas tres años apareció muerta; con su cuello quebrado y sus orejas mutiladas.
“¿Hasta cuándo vamos a permitir esto? Una desgracia tras otra. Den testimonios por favor
No nos quedemos quietos; no puede estar pasando esto”, pidió una proteccionista de la zona.
Los testimonios pueden acercarse a través del e-mail: ufi-gchu@jusentrerios.gov.ar o al teléfono: 43 0302.
En nuestro país rige la Ley 14.346 que establece penas para las personas que maltraten o hagan víctimas de actos de crueldad a los animales. En su artículo primero especifica que será reprimido con prisión de quince días a un año, el que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales.
Estos actos se encuadran en: No alimentar en cantidad y calidad suficiente a los animales domésticos o cautivos. Azuzarlos para el trabajo mediante instrumentos que, no siendo de simple estímulo, les provoquen innecesarios castigos o sensaciones dolorosas.
Hacerlos trabajar en jornadas excesivas sin proporcionarles descanso adecuado, según las estaciones climáticas.
Emplearlos en el trabajo cuando no se hallen en estado físico adecuado.
Estimularlos con drogas sin perseguir fines terapéuticos.
Emplear animales en el tiro de vehículos que excedan notoriamente sus fuerzas.
Practicar la vivisección con fines que no sean científicamente demostrables y en lugares o por personas que no estén debidamente autorizados para ello.
Mutilar cualquier parte del cuerpo de un animal, salvo que el acto tenga fines de mejoramiento, marcación o higiene de la respectiva especie animal o se realice por motivos de piedad.
Intervenir quirúrgicamente animales sin anestesia y sin poseer el título de médico o veterinario, con fines que no sean terapéuticos o de perfeccionamiento técnico operatorio, salvo el caso de urgencia debidamente comprobada, entre otros puntos.