La idea del regreso de Marcelo Bielsa a la selección que desafía la propia lógica

En medio de rumores que indican que el técnico podría volver a la selección, no está mal recordar que al DT lo movilizan proyectos sólidos, algo que el fútbol argentino no le puede garantizarla-seleccion-busca-dt-2238604w620

Tres fuentes vinculadas con el Gobierno desmienten algún contacto con él. Él es impenetrable; sobran los dedos de una mano para contar quiénes lo frecuentan. Juan Sebastián Verón reitera que no tiene ninguna investidura para entablar contactos, pero mil rumores fortalecen la idea de que sería el interlocutor para avanzar sobre una cruzada casi quijotesca: convencer a Marcelo Bielsa de que tome el control de la selección. O de las selecciones. Porque el combo tentación incluiría las llaves del predio de la AFA para que el entrenador rosarino comande el operativo refundación.

Señales concretas hay muy pocas. Sí, urgencias, como aceptó el propio Armando Pérez, presidente de la comisión regularizadora: «Vamos a ocuparnos del seleccionado, que es lo más importante». Y una voz en on que descubrió su predilección: «Mi candidato es Bielsa», confesó Pablo Toviggino, titular del Consejo Federal e integrante de la comisión. Bielsa disfruta de un bien que pocos pueden lucir: credibilidad. Si dijo -escribió- que no tenía ocultas negociaciones con la AFA ni con nadie cuando descartó asumir en Lazio, créale. Bielsa no miente, no estafa. No se aprovecha.

¿Qué podría movilizarlo a involucrarse con un contexto tan revuelto a un hombre que hace un culto de la planificación, el método y los proyectos estructurados y duraderos? Nada que se abrace a la lógica. «Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el desarrollo de la idea. No hay que juzgar la idea, sino el sustento», explicó Bielsa cierto día. Es verdad que asumió misiones que desde lejos podían presentarse extrañas, como sus llegadas a Chile o a Bilbao, pero en ambas construyó revoluciones a partir de la confianza. Precisamente, cuando se debilitó la franqueza, Bielsa no dudó en marcharse. Ese capital es innegociable. Y hoy la clase dirigente argentina navega en el descrédito.

¿Cómo pisar en suelo firme si el futuro de la AFA es un tembladeral? La reputación y solvencia de la velada intervención todavía está por verse. Y aún si funciona la regularización., a mediados de 2017 habrá elecciones en la AFA, para volver a enturbiar el escenario entre intereses. ¿Quizá podría movilizarlo la ilusión de dirigirlo a Messi, a quien ha elogiado en más de una oportunidad? Sería un reduccionismo vanidoso cuando se necesitan miradas más globales y generosas. ¿Apetito de desquite tras su salida en septiembre de 2004? «Mi carrera ya está construida, para bien y para mal. Yo he tenido muchos más fracasos que éxitos, y los fracasos me han marcado mucho más que lo que me han distinguido los éxitos, los pocos que obtuve. Nadie recuerda, sobre mí, algo más vinculado a Japón-Corea, que fue un fracaso deportivo grandísimo. Ya por lo peor he pasado», relató.

¿Podría seducirlo a Bielsa un llamado de los jugadores? «Cuando los pedidos se originan en muchos, y el origen es el afecto, es muy difícil razonar con criterio: uno se somete a las reglas del corazón y termina aceptando lo que lógicamente te parece injusto o desmedido», razonó Bielsa hace tiempo. La usina de versiones también señala que Armando Pérez podría escuchar a un referente como Mascherano, el único que llegó a ser dirigido por Bielsa. No sería una buena idea ese contacto; Bielsa cuida y defiende la autonomía de las funciones.

Desde su discurso y su obra, celosos del respeto y la coherencia, se presume impensable un nuevo desembarco. Ya se fue de la AFA del caudillismo invasivo, es muy difícil imaginarlo en la AFA de la fantasmal reconstrucción. Pero si Bielsa encontrase esa razón que encienda su pasión, la selección volvería a las mejores manos. «Yo soy muy individualista, muy personalista, sino no sería entrenador, pero también soy respetuoso del destino del proyecto que me toca encabezar». Su compromiso sería tan vigoroso como sorprendente la llegada. La Nacion

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