La Entre Ríos que nadie soñó

¿Privatizarías tus arterias? ¿Dejarías que por tu cuerpo circule absolutamente cualquier cosa sin siquiera enterarte? Fuera de cualquier chiste, a veces la exageración de determinado tipo de situaciones nos ayuda a graficar lo burdo de ciertas vivencias.

puerto parana

por Enzo Balbuena*

Es que precisamente podría ser el estado de la cuestión en torno a la Argentina, y en particular a la provincia de Entre Ríos, con lo que respecta al control de su principal vía navegable: el Río Paraná, uno de los únicos ríos del mundo que ha sido prácticamente cedido a potencias extranjeras, con el paralelo desguace del Estado argentino y el control que debería realizar.

Mientras en otras provincias (donde incluimos hasta la casi mediterránea Córdoba, u otras más alejadas) hacen bastante ruido los movimientos y foros de discusión en torno a la recuperación del control del Paraná y todo lo que gira a su alrededor, en Entre Ríos todavía esto está lejos de formar parte de la agenda de quienes toman decisiones desde una perspectiva soberana, y no destaca todavía ninguna figura local del tenor de Del Frade, Orellano o Mempo Giardinelli como sí  pasa en otras costas. Son estos movimientos los que han provocado los tironeos que existen en torno a la cuestión de la soberanía sobre las vías navegables y evitaron (al menos hasta ahora) la re-privatización del Río Paraná, pero curiosamente la cuestión todavía no tiene el arraigo que debería en una de las provincias con mayor importancia de la cuestión fluvial, y desde donde operan con fuerza varios monopolios extranjeros.

Cuando hablamos del Paraná (la genéricamente mal llamada Hidrovía), hablamos de una de las vías navegables más importantes del mundo, a través de la cual salen aproximadamente el 80% de los productos exportables de nuestro país y también de la región en general, y que fue privatizado en sus tareas de dragado y balizamiento en 1995 por el gobierno de Menem a las empresas belga Jan de Nul y a su socia local EMEPA S.A, que juntas conforman el consorcio Hidrovía S.A. en un complejo regional que destaca por su concentración y extranjerización. Un tema que parece lejano pero que es la raíz de lo que sufrimos día a día: la inflación, la suba del dólar, la falta de trabajo de calidad…

Mientras tanto, parafraseando la marcha, vivimos en la Entre Ríos que nadie soñó. Con una Argentina que no desentona, la provincia tiene en Concordia a una de las ciudades más pobres del país, y replica los problemas de un país totalmente desigual: “300 familias del barrio San Martín, en Paraná, viven del Volcadero, un basural” afirmó Nacho Levy, el dirigente nacional de la Garganta Poderosa hace unos días, mientras a metros de ellos seguramente pasaban cientos de barcazas que llevan alimentos.

Al mismo tiempo, y a pesar de estar rodeada de ríos, sufre de miopía y vive, paradójicamente, de espaldas a ellos. Las grandes riquezas de nuestra región, como sucediera en otros momentos de la historia, se concentra en las manos de unos pocos monopolios extranjeros, quienes para colmo también son los dueños de la inflación y, tristemente, del fuego que vemos en los distintos puntos del país. Pero no es propósito de ésta nota profundizar ahora en las consecuencias del saqueo sobre el complejo agroexportador, cosa que puede rastrearse fácilmente en otros lugares.

Soberano es quien decide

La discusión sobre la soberanía está puesta sobre la mesa. No debe verse como un enfrentamiento ni contra Santa Fe ni Buenos Aires, ni tampoco contra Uruguay. Es un tema casi oculto, sí, pero no quiere decir que no haya representación provincial. El problema es qué tanto representan esos “representantes”.

El “número uno” de la provincia en esta cuestión es Leonardo Cabrera, actual Subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación, quien llegó ahí a propuesta del gobernador Bordet. Según dicen otros medios, este hombre respondería directamente a la multinacional francesa Dreyfus (así como por lo bajo sería el personero de Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara de Puertos Privados Comerciales), además de ser alguien poco querido en el ámbito ambientalista por su oposición a las protestas contra la instalación de la pastera Botnia frente a Gualeguaychú, y se le atribuye una relación con Luis Almagro, secretario de la OEA y polémico por su complicidad con el golpe de Estado en Bolivia.

A la par, en las sombras circunda una polémica actual en torno a otra entrerriana, que de fondo obedece a un plan más general de destrucción definitiva del patrimonio público nacional que planifican quienes buscan reprivatizar el Paraná. Estamos hablando de la liquidación de terrenos de la ex Dirección de Vías Navegables (cerrada por Macri en 2018) en la zona de Puerto Nuevo en la ciudad de Paraná, para convertirlos en una especie de “Puerto Madero” entrerriano. Según se comenta, en el lugar todavía existen equipamientos e infraestructuras portuarias de importancia que pertenecen al Estado Nacional.

Curiosamente, quien impulsa este proyecto en la Cámara Baja de la Nación es Blanca Osuna, empujando un anterior proyecto presentado por su par Mayda Cresto un tiempo antes; y digo curiosamente, porque la misma Osuna también apoyó la presentación de otro diputado para la creación de Vías Navegables Sociedad del Estado. Soberanía por un lado, entreguismo por el otro.

Por otra parte, es llamativa la discreción con la que se maneja el gobernador Bordet frente a una cuestión que podría significar la creación de cientos de miles de puestos de trabajo para la industria nacional. Frente a otros pares que han tomado posiciones firmes, el ex intendente de Concordia sólo se ha limitado a pedir mayor protagonismo de una marina mercante nacional y de los puertos entrerrianos en el comercio exterior, sin discutir la concentración ni la extranjerización de la amplia mayoría del complejo agroexportador de la región, que redunda en que los argentinos nos quedemos con migajas en una de las zonas más ricas del planeta. Al mismo tiempo, sería uno de los que presiona para el llamado a una nueva licitación internacional, desaprovechando una oportunidad histórica de recuperar una de las palancas más importantes de la economía argentina.

La cuestión del Río Uruguay

Mientras los intentos de instalar la pastera Botnia trajeron aparejada una importante resistencia, el dragado del río Uruguay pasó mucho más desapercibido. Éste río supo tener una mayor importancia económica muchos años atrás, pero su poca hondura lo había condenado al olvido. A partir de eso, de un proyecto que había llevado el calado a 23 pies hace unos años, recientemente se confirmó la decisión de avanzar con una profundización a 34 pies, algo parecido a lo que actualmente detenta el Río Paraná, lo que significaría la posibilidad de que se movilicen unas 13 millones de toneladas y unos 650 barcos anualmente a través del Uruguay. El dragado anterior, llevado a cabo durante los últimos 10 años, estuvo a cargo de Jan de Nul, la misma empresa que hasta hace poco era concesionaria del Paraná.

Dragar un río, y sobre todo uno de éste tamaño, no es algo menor. Teniendo en cuenta los términos ambientales, que serían sumamente importantes para la cuestión, la discusión económica debe ponerse en el centro del debate, porque sin soberanía no habrá posibilidad de que todo esto redunde en una mejora de las condiciones de vida para el pueblo entrerriano y argentino en general, y no sea otro eslabón del saqueo: ¿Quiénes van a tripular los barcos que circulen? ¿Qué controles va a realizar el Estado para evitar el contrabando y el narcotráfico? ¿Es posible esto si se deja todo en manos de monopolios extranjeros?

La experiencia de 25 años del Paraná en manos privadas y extranjeras, contrapuesta a una historia centenaria de control argentino, ponen en evidencia la necesidad de al menos poner en cuestión este tema, porque todavía hay tiempo de hacer las cosas de otra manera. Por último, un gráfico que anda circulando y deja a las claras las ganancias de esta región productiva, de la que no nos queda casi nada…

*Enzo Balbuena es estudiante de Ciencia Política en la orientación de Análisis Político, Consejero Superior de la UNR, miembro del Instituto Soberanía y forma parte de la agrupación estudiantil ALDE. Vive en Rosario pero es oriundo de la ciudad de Gualeguay.

Comentarios