Escuelas cerradas, la otra pandemia.

Estamos a punto de cumplir 200 días con las escuelas cerradas en la inmensa mayoría del territorio argentino. Este país que desde el discurso se confiesa federal y heterogéneo, pero desde la práctica es muy homogéneo, y todo se decide en el palacio Pizzurno, si de cuestiones educativas se trata.
La tragedia educativa continua, y no existen rastros firmes de alguna certidumbre con respecto a una vuelta progresiva, escalonada, o como quiera llamarla, de la apertura de escuelas en el territorio argentino, y mucho menos entrerriano.
En la actualidad, y poniendo de relieve todo el mundo educativo, existen 4.500 jardines maternales en todo el país a punto de cerrar, esto significa 70.000 docentes que quedaran sin su fuente laboral y más de 220.000 niños sin poder asistir, como consecuencia de tener la educación cerrada desde la presencialidad. El cuidado de la primera infancia y el derecho a la educación, constituyen un sector esencial declarado por el congreso nacional, además de saber que la educación es un derecho universal de los niños.

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En otros países, estuvieron y están priorizando el retorno a las aulas para todos los niños y adolescentes y han diseñado estrategias para que la reapertura de las escuelas se desarrolle bajo pautas de cuidado, para el conjunto de la comunidad educativa.
En nuestra provincia, desde el 16 de marzo que están cerradas las escuelas, y desde entonces se realizaron reuniones en el Consejo Federal de Educación (CFE), para ir monitoreando la educación y la crisis epidemiológica. En mayo el CFE decide por unanimidad, dar a las provincias la potestad de decidir la reapertura progresiva de las escuelas, siempre que la parte epidemiológica este controlada o directamente no existan casos positivos de coronavirus.
Hasta el día de hoy, no existe escuela abierta en el territorio provincial, pero desde el punto de vista epidemiológico existen departamentos que podrían comenzar su reapertura progresiva. Para hacer un repaso, podemos nombrar al departamento Feliciano con solo 3 casos desde que comenzó la cuarentena; Federal 15 casos, San Salvador 5 casos, Tala 29 casos, Colon 62 casos, Victoria 78 casos y Gualeguay 89 casos, entre los departamentos con menores contagios a nivel provincial, de los cuales mucho de los departamentos antes mencionados no registran casos positivos activos.
En el departamento Gualeguay, contamos con 89 casos hasta el momento aproximadamente, muchos de los cuales ya fueron dados de alta. Los distritos de nuestro departamento no registran hasta el momento casos positivos, y coincide además que en esos lugares y parajes rurales, la conectividad es escasa, hay muy mala señal o directamente no tienen conectividad.
Esto significa, que se presentan dos pilares fundamentales que resaltan la importancia de la apertura de las escuelas; NO existen casos positivos y NO existe conectividad; por ende esos estudiantes no reciben enseñanza en un gran porcentaje desde el 16 de marzo pasado. La ciudad de General Galarza, que pertenece a nuestro departamento se encuentra con muy pocos casos confirmados y la inmensa mayoría, si no todos, ya dados de alta.
Si nos venimos al plano del contexto urbano del departamento Gualeguay, los índices de no participación de la virtualidad son alarmantes, van desde un 30% hasta un 60% según el nivel y la escuela involucrada, y esos niveles, de continuar con la virtualidad se van a ir acrecentando y estructurándose.
Los diferentes departamentos del territorio provincial no distan mucho de la realidad acuciante que se encuentra el departamento Gualeguay, si de cuestiones educativas se trata. En el plano nacional, existen distritos provinciales, con mayor y menor índice de contagios por Covid 19, pero tienen realidades educativas y epidemiológicas, muy parecidas al territorio entrerriano.
Haciendo dicha introducción y contextualización de la problemática educativa, la realidad educativa y la escuela misma, no pueden depender de una vacuna que, en el pronóstico más optimista, se estima estaría disponible en abril o mayo de 2021, pero que en realidad no representa más que una promesa futura sin ninguna fecha cierta de aplicación ni eficacia probada.
Millones de niños y adolescentes están recluidos en sus hogares, sin socialización con sus compañeros y sus docentes. Mientras las autoridades y posiblemente el gremio se niegan a discutir algún escenario posible de apertura de escuelas.
Esto trae aparejado no solo la disminución alarmante de contenidos pedagógicos sin incorporar, además, está comprobado que la virtualidad no está dando ningún resultado importante y además sabido es, que la computadora no reemplaza en absoluto la función del docente en el aula. Seguir con las escuelas cerradas produce en el estudiante un deterioro de su salud física y mental, en los sectores más vulnerables a lo anteriormente descripto, se suma el aumento progresivo de la deserción escolar, producto de no contar con conectividad y recursos tecnológicos para afrontar la virtualidad.
La escuelas cerradas dejan al estudiante en una exposición mayor a violencia familiar, no existe la escucha y la atención de personas que diariamente se vinculan con dicho estudiante en el ámbito educativo.
El confinamiento, la cuarentena, es una experiencia que los afecta en su desarrollo psicosocial, y esta problemática se suma a una realidad socioeconómica muy degradada y que la pandemia la agudizo aun más.
Entonces ¿no es momento de pensar soluciones para los estudiantes para que recuperen parte de lo perdido? ¿Acaso no es posible recurrir de manera extraordinaria a los espacios abiertos de las escuelas?
El regreso a la escuela no puede ser entendido como un todo o nada, el regreso a la escuela no puede ser homogéneo, porque nuestro territorio, el contexto, los estudiantes son heterogéneos, no podemos seguir pensando que la decisión final pase siempre por el palacio Pizzurno.
Debemos encontrar una alternativa que articule las necesidades de los estudiantes, hay cuestiones básicas que exigen respuestas inmediatas, me permito preguntar ¿Cuál es el plan para un retorno a las clases presenciales?
El Presidente de la Nación, el Ministro de Educación de la Nación, los Gobernadores, y los Presidentes de los Consejos Generales de Educación de las distintas Provincias, deben consensuar y decidir que estamos en emergencia educativa y ofrecer una planificación concreta para recuperar la presencialidad, ajustándose ella a los diversos escenarios epidemiológicos y sociales de cada rincón del país, ES URGENTE, no podemos esperar más, que dios nos ilumine, el futuro de nuestro país está en juego.
Prof. PEDRO DEMARCHI

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