El Tuci, la nueva cocaína que gana terreno entre los jóvenes argentinos

Se la llama «la droga de moda» y la consumen los jóvenes promedio de 30 años. Se comercializa en los boliches más caros. Sus efectos.

«La droga de moda», reveló Cristian, un joven de 30 años, cuando se le preguntó por el «tuci», o el polvo rosa al que también definió como «la nueva cocaína». Esta sustancia se comercializa y expande en los boliches más caros y en las fiestas más exclusivas de Buenos Aires.

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«En los boliches de Palermo no la vas a encontrar ni en pedo», indicó Cristian, quien prefirió no revelar su apellido por «miedo a cortarle el negocio a gente complicada». «Yo suelo ir a fiestas electrónicas y ahí la ves con naturalidad. La mueven ahí. Las veces que voy a un boliche en donde pasan cumbia o ‘cachengue’ no la veo. Pertenece a la high society, como decimos entre amigos», agregó.

El doctor Carlos Damín, jefe del área de Toxicología del Hospital Fernández, explicó que el tuci «es la ‘cocaína rosa’ o 2 CB cuyo nombre químico es 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina. Es una sustancia sintética, cuyo efecto es similar al del éxtasis y el LSD».

De allí surge su nombre: «tuci» o «tu-ci-bí», como también lo mencionan, por la denominación en inglés (two cb). «No sé el valor con exactitud, pero sí me han contado que 5 gramos del tuci pueden costar casi 10 mil pesos. Es una droga muy cara», sostuvo Cristian.

En 2017, la droga fue incluida dentro de la lista de estupefacientes ilegales en el país. En el decreto 722/91, el tuci se exhibe en un listado de sustancias prohibidas.

El joven le explicó a este medio que sí la ha probado y que las experiencias fueron diversas. «Por la segunda la dejé de consumir. La primera vez me sentí igual que con otras sustancias de este tipo. Extasiado por decir de alguna manera. Cuando volví a hacerlo me di cuenta de lo tóxica que es esta droga: estuve varios días con vómitos, temí lo peor. Me hizo dejar todas las demás».

«Actualmente está de moda y, según algunos consumidores, esto les genera una sensación de status. Tras consumir 2C-B, el resultado puede variar de acuerdo con al rango de la dosis. Se dice que a los 15 minutos de haber sido inhalada, empiezan efectos psicodélicos parecidos a los del éxtasis. Se experimentan desde tics o movimientos espasmódicos involuntarios hasta alucinaciones visuales», explicó a Infobae Geraldine Peronace, médica psiquiatra y especialista en adicciones.

A diferencia de la marihuana o la cocaína, las cuales encuentran sus orígenes en plantaciones vegetales, el tuci es el resultado de varios procesos químicos. Finalmente, se comercializa en forma de pastillas o en polvo color rosado.
«Los efectos suelen durar entre 4 y 8 horas y, en total, suelen transcurrir unas 8/10 horas desde la ingesta hasta que se retorna al estado inicial, siempre dependiendo de la dosis y de la persona», agregó Peronace.
El doctor Damín, quien también preside Fundartox, aseguró: «El consumo de tuci produce arritmias cardíacas y cuadros de psicosis tóxicas. Son complicaciones graves, las cuales pueden producir la muerte dependiendo de la dosis y la adulteración de la sustancia».

De Estados Unidos hacia América Latina

La «droga de la alta sociedad» encuentra su origen en 1974 en un laboratorio de California, Estados Unidos, el cual encabezaba el farmacéutico Alexander Shulgin. Sustancia de diseño, su base radica -como ya se ha mencionado- en los elementos químicos y no en los naturales.

Su auge latinoamericano comenzó con la llegada del nuevo siglo. En 2004, tras haber sido consumida en México, ingresó a Colombia, más precisamente a la ciudad de Envigado, cercana a Medellín. Allí, un hombre perteneciente a la clase baja colombiana comenzó a fabricarla. Lo llamaron «Alejo Tucibí».
Su nombre real es Jorge Alejandro Arboleada, a quien en el departamento de Antioquia lo llamaron «el Pablo Escobar de la droga rosa». Su relación con esta sustancia, según los medios colombianos, se dio luego de que éste creara la versión criolla del tuci. La preparaba en forma artesanal y la vendía en Medellín, con la ayuda de sus amigos.

La envió a Bogotá pero antes a Cali, ciudad en la que tuvo que radicarse luego de ser amenazado por los narcotraficantes de Medellín. Volvió a ocurrirle lo mismo en Cali y así fue como viajo hacia Bogotá, en donde continuó el «negocio». Fue capturado en 2016 luego de que se pusiera un marcha un gran operativo.

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