El emotivo saludo del Papa a una nena argentina con una enfermedad genética

Brisa tiene 9 años y padece atrofia muscular espinal. El domingo de Ramos participó de la misa que el Papa Francisco dio en El Vaticano y antes de subirse al Papa Móvil, el Sumo Pontífice se acercó a la pequeña y le regaló un rosario.o_1522236986

Brisa Vanzini, de 9 años, padece atrofia muscular espinal, una enfermedad genética que ataca las células nerviosas llamadas neuronas motoras que se encuentran en la médula espinal.

Hace unos días fue noticia porque se convirtió en la primera persona de la ciudad de Rosario, de donde es oriunda, en recibir un perro de servicio. Y este domingo, durante un viaje a El Vaticano junto a sus papás, recibió «la bendición» y un saludo muy especial del Papa Francisco.

Sebastián Vanzini, papá de Brisa, contó que no tenían coordinada ninguna reunión con el Sumo Pontífice.

«No teníamos nada pautado, no había audiencias. El día anterior a la misa decidimos ir», afirmó y destacó que, además, «fue en la misa de (Domingo) de Ramos».

Según contó Sebastián, se levantaron muy temprano el domingo para ir a la misa. La jornada de la familia comenzó a las 5.30. Llegaron a las 6.30 al Vaticano y, pacientemente, comenzaron a hacer la fila para presenciar la misa.

Sobre ello, Sebastián amplió: «La fuerza y la suerte nos llevó. Recién se abrieron las puertas alrededor de las 7.30. Fuimos pasando las distintas puertas de seguridad y, como estábamos ahí e insistimos un poco, terminamos adelante de las 50 mil personas. Fue algo increíble».

«No imaginamos estar ahí, son esas cosas que te salen de adentro y con el sólo hecho de que vas a estar en una misa con el Papa, te emocionás», expresó.

Sin buscarlo, terminaron adelante de la muchedumbre en la misa de Domingo de Ramos que dio el Papa Francisco. Y también, charlando con quien, desde 2013, ocupa el máximo cargo de la Iglesia Católica a nivel mundial.

Francisco saludó a todos los jóvenes y antes de subirse al papamóvil divisó a Brisa. En ese momento, cambió sus planes y no dudó en acercarse a la niña y a su padre.

«Vino directamente hacia nosotros. Yo estaba arrodillado, pero me arrodillé más aún, le dije que éramos argentinos y él le preguntó el nombre a Brisa. Lo único que hacía yo era llorar», detalló Sebastián.

A ello, agregó: «Le conté sobre la enfermedad de mi hija. El Papa la besó y le siguió preguntando cuántos años tenía y de dónde éramos. Después de eso, le regaló un Rosario».

«Ella piensa que todo esto es una bendición, que es algo divino», contó Sebastián.

«Sentí mucha misericordia por parte de Francisco. Todo comenzó como un saludo a un argentino y de golpe se sintió parte de nuestra preocupación y sentimiento. Lo sentí al lado nuestro y preocupado por Brisa», concluyó.

Perro de Servicio

Hace unos días, a Brisa le asignaron un perro de servicio desde el programa Huellas de Esperanza, dependiente del Servicio Penitenciario Federal.

Dentro del plan, reclusas del Centro Federal de Detención de Mujeres, Unidad 31, de Ezeiza, crían a cachorros desde los 45 días para que luego, junto a una instructora, los perros puedan ser entrenados y destinados a ayudar a distintas personas con discapacidades motrices.

De no mediar inconvenientes y tras algunos días de convivencia en la ciudad, la perra de servicio Paz, una labradora de cuatro años, llegará en mayo para instalarse definitivamente con su dueña.

Este tipo de perros están especialmente entrenados para abrir y cerrar puertas, cajones y heladeras; alcanzar y levantar objetos del suelo y prender y apagar luces e interruptores, entre otras cosas. (La Capital)

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