El crimen en la UP2 de Gualeguaychú serviría de antecedente para condenar a perpetua a Nahir

No hay demasiadas incógnitas en torno al asesinato de Fernando Pastorizzo. A pesar de los esfuerzos defensivos por ubicar en el lugar de víctima a la victimaria, la Fiscalía tiene clara la imputación. El Homicidio calificado por el vínculo podría sustentarse en el femicidio de Jésica Ocampo en 2013.

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Mientras día a día se caen los argumentos de la defensa para situar a Nahir Galarza en el lugar de una víctima de violencia de género, la principal discusión de la causa radica en la figura bajo la cual podría ser condenada.

El fiscal Sergio Rondoni Caffa y los querellantes Sebastián Arrechea y Rubén Virué no tienen dudas que existen elementos suficientes para demostrar que entre Nahir Galarza y Fernando Pastorizzo había un vínculo y que servirá de agravante en el juicio. Pero los defensores Víctor Rebossio y Horacio Dargainz quieren derribar esta posibilidad para evitar que la joven sea condenada a cadena perpetua y en su lugar lograr una condena por homicidio simple y de esa forma bajar la cantidad de años en la cárcel.

En este punto está la única trama real que tiene el caso. Lo demás son cuestiones satelitales que no inciden en lo ocurrido. El único hecho fáctico es el crimen de Fernando Pastorizzo, del cual se responsabilizó Nahir Galarza bajo una declaración de imputado.

La muerte en la cárcel

Para clarificar si hubo vínculo o no entre los jóvenes, las partes recurrirán a todo tipo de indicios que podrían ser incorporados como pruebas en el juicio. Pero hay un antecedente que podría marcar la diferencia en este caso y llevar a Nahir Galarza a una cadena perpetua.

El 13 de febrero de 2013 se conoció un aberrante crimen ocurrido dentro de la cárcel de Gualeguaychú. Una joven de 23 años, identificada como Jésica Ocampo, fue muerta a golpes delante de su hija de un año y medio, durante una visita familiar que le hizo a Marcelo Schiaffino.

Este hombre de 38 años había sido juzgado el año antes por un caso de prostitución y privación ilegítima de la libertad de una adolescente de 15 años, que había sido víctima de torturas y violación durante varias semanas en Gualeguaychú.

Ocampo conoció a Schiaffino en la Unidad Penal 2 y tenían visitas asiduamente en la Unidad Familiar, pero en su último encuentro se originó una discusión por celos y el preso la mató a golpes y la ahorcó. Fue recién al día siguiente que Schiaffino alertó a los guardias lo que había ocurrido y se responsabilizó del hecho.

Dos meses después de ocurrido el crimen, el fiscal coordinador Lisandro Beherán tenía todo listo para elevar la causa a juicio e imputar a Marcelo Schiaffino del delito de homicidio calificado por el vínculo. La misma acusación que ahora recae sobre Nahir Galarza.

En ese entonces, Schiaffino y Ocampo era una pareja que nunca había convivido, que no tenían hijos en común y que todo el noviazgo había transcurrido con el imputado en la cárcel. Sin embargo, no hubo impedimentos para condenarlo a la máxima pena.

El 10 de julio, cinco meses después de ocurrido el femicidio, la jueza Alicia Vivian, Mariela Rojas y Javier Cadenas, el mismo que le confirmó la preventiva a Nahir Galarza en Gualeguay esta semana, condenó a Marcelo Schiaffino a cadena perpetua por homicidio agravado por el vínculo.

El defensor público Pablo Ledesma había pedido la inconstitucionalidad de la prisión perpetua y del agravante, por considerar que no estaba probada la relación de pareja, pero los tres jueces desestimaron los pedidos de inconstitucionalidad y confirmaron la pena máxima. Fuente eldiaonline.com

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