Desde Entre Ríos buscan insertar al cordero en el menú de los argentinos

Productores, centros de investigación y la Gobernación trabajan para transformar la carne ovina en algo cotidiano y fácil de conseguir. Las ventajas y los cuidados de una producción de corto tiempo y que no necesita de una gran terreno.

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Con el auge actual de la ganadería bovina y el crecimiento notable del mercado para la carne porcina a partir de empresas que apostaron a granjas de cerdos y apertura de carnicerías y frigoríficos, son ahora los productores ovinos los que quieren tener su lugar en el mercado interno.  Saben que la tarea no es sencilla, pero entienden que, paso a paso y con políticas de Estado, pueden llegar a cumplir con su objetivo.

Por esto mismo, cabañeros, productores, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Gobierno Provincial se pusieron en marcha en conjunto para que el cordero se inserte en el menú diario de los entrerrianos y que la misma no se comercialice únicamente en fiestas u ocasiones especiales.

Juan Carlos Sánchez, de la cabaña El Refugio de Urdinarrain, destacó que el ovino es ideal para trabajarlo en “pequeñas chacras”, pero también en aquellos establecimientos que se dedican al ganado vacuno, ya que la oveja no necesita demasiado espacio.

Aseguró además que “se debe apostar a la carne ovina, especialmente en nuestra provincia, y para ver ejemplo de cómo se incentivó el consumo no hay que irse lejos: basta con cruzar la frontera e internarse en Brasil y Uruguay, países que tienen una cultura diferente, con gente que se dedica al ovino  y un alto consumo interno. A eso apostamos, a que el consumidor se interesa por el cordero”.

“El paladar argentino se compone en gran parte por carne vacuna,  un poco de la porcina y también una porción de aviar”, describió Sánchez, quién aseguró que “si los productores, especialmente los de menor superficie, se unen y empiezan  trabajar decididamente en el ovino, empezando a faenar legalmente, encargándose de que los cortes estén en las carnicerías y se comprometan con la sanidad como corresponde, seguramente la producción tendrá su lugar en las góndolas”

Uno de los primeros pasos para fomentar la oferta que acompañe a una futura demanda será en la localidad de Mansilla, donde se espera que en los próximos días se habilite un frigorífico para animales medianos: la apuesta pasará por corderos pesados, 45 kilos, de los cuales se pueden obtener numerosos cortes.

“Hoy por hoy, no hay cortes específicos para los ovinos. Se habla de medio cordero o uno entero, pero la gente no puede llevarse a la casa una media res. Ahora bien, si lo presentamos como chuletitas en una bandeja, seguro que van a comprar para el consumo diario”, aventuró el productor de Urdinarrain.

Las ventajas del cordero

Hasta no hace mucho, cuando los campos estaban poblados y las familias eran rurales, cada ruralista producía corderos que vendía a fin de año para las fiestas o para algún evento especial.

Durante la década del ’70 y el 80’, los campos se fueron despoblando, situación que se acentuó con el boom de la soja y la extensión de la frontera agrícola a principios de este siglo, que trajo aparejado un fuerte éxodo rural llevó a la desaparición de estos pequeños criaderos.

Sin embargo, ahora se vuelve a apostar al cordero, y la intención es llevarlo a la mesa diaria, junto a la carne vacuna, la porcina y la aviar.

Esta es una iniciativa por la cual luchan la mayoría de los que conforman Cabañeros Unidos en Urdinarrain”: son pequeños productores con chacras que no superan las 25 hectáreas, quienes señalan que inclusive en algunos campos con 10 hectáreas llegan a tener 150 ovejas en su establecimiento”.

Por esto mismo, los productores enumeran las ventajas que la carne ovina cuenta con respecto a sus competidoras.

Una muy importante cpm la que cuenta el cordero es que, a la hora de hacer comparaciones, terminar un vacuno para faena, dependiendo si es para el mercado interno o externo, demanda entre dos y tres años, mientras que un cordero liviano se lo considera terminado a los tres meses, y uno pesado entre los cuatro o a los cinco meses.

Una muestra de las variedades que presenta la carne ovina se vio en la última edición de la Expo Ovina de Urdinarrain, donde hubo la gente pudo consumir cordero de diferentes maneras, como en choripanes o empanadas.

La tecnología necesaria

Sin embargo, para llegar a mejores niveles de producción, se debe trabajar a conciencia y aplicando herramientas útiles y para sí  obtener animales de muy buena calidad.

Al respecto el ingeniero Juan José Verdoljak (INTA Corrientes),  destacó que “todo depende del objetivo de producción que se tenga. No se “trata de largar las ovejas al pastoreo y pedirles la máxima producción.  Existen muchos requerimientos de los ovinos y de la propia pastura para lograr los objetivos planteados”.

Otra dificultad que se presentaría en la provincia está relacionada a la pastura: “En Corrientes se trabaja mucho con pasturas megatérmicas, algo que en Entre Ríos es difícil de lograr por las latitudes en la que se encuentra. Pero hay varios tipos que presentan comportamientos similares, por lo que se podría mezclar ambas en la estación del INTA Concepción del Uruguay” y hacer un mix de las pasturas entrerrianas y las megatérmicas”.

En cuanto al ovino de carne, Verdoljak explicó que “se está hablando de productores interesados en hacer invernada, algo muy raro en el tema ovino, pero el mercado cuando pide lo hace por un volumen mayor, y hay que ser constante en la producción”.

Para eso, opina, se deben incorporar razas que produzcan todo el año y que no tengan un solo punto de preñez: “Pero para que todo esto ocurra, se debe tener muy en cuenta las pasturas, porque la mayoría de los ovejeros tienen sus ejemplares abandonados a su suerte y se necesita de un alto grado de compromiso para producir animales de 45 kilos para un mercado  que puede ser muy demandante si se hacen las cosas bien”.

El productor que apostó al cordero y ganó

Matías Márquez (Cabaña Don Alberto),  tiene sus instalaciones en las afueras de la pequeña localidad rural de Irazusta, donde trabaja con la raza Hampshire Down en una superficie de 8 hectáreas.

En ese lugar maneja un plantel de 60 madres, todas de pedigree, y cuando nacen las crías  llega a tener unos 140 animales. Como el campo suyo no da para tanto afirma que para el destete apela a suplementos y que apuesta a la alta genética para buscar reproductores de calidad.

Debido al cuidado en la crianza, vende su producción a algunos de los lugares más gourmet de la ciudad de Buenos Aires, entre ellos varios restó ubicados en Palermo y a empresas de catering que realizan eventos de alto nivel.

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